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El gobierno británico anunció este viernes 26 de septiembre su intención de implementar un documento de identidad digital para ciudadanos y residentes, con el objetivo de combatir la inmigración y el trabajo ilegal en Reino Unido.
A diferencia de otros países europeos, el país carece de un documento nacional de identidad: la población suele identificarse mediante el pasaporte o la licencia de conducir. El nuevo sistema, que no contará con soporte físico, se almacenará en teléfonos móviles y será obligatorio únicamente al demostrar el derecho a trabajar a partir de 2029.
El Ejecutivo laborista de Keir Starmer defendió la medida en un comunicado, asegurando que dificultará que quienes carecen del derecho a residir en el país puedan acceder a empleos y ofrecerá “numerosas ventajas a los ciudadanos, como la posibilidad de verificar su identidad de manera rápida para acceder a servicios esenciales”.
La iniciativa, que genera debate desde hace décadas, toca un punto sensible: la privacidad de los datos personales. Los titulares del documento no estarán obligados a llevarlo siempre consigo, pero su uso será obligatorio para acreditar el derecho a trabajar. Según el comunicado gubernamental, esta medida busca frenar “las perspectivas de ganar dinero” de quienes residen ilegalmente en el país, uno de los factores que atrae a la inmigración irregular.
No es la primera vez que Reino Unido intenta introducir un documento de identidad: el gobierno de Tony Blair promovió la medida en los años 2000, y la ley fue aprobada en 2006, pero posteriormente fue revocada en 2011 por el Ejecutivo conservador de David Cameron.