Puigdemont viene a montarla

Mira por dónde me va a empezar a caer bien el Puchi. Viene a montársela a Sánchez  y a su entrega a ERC para entronizar a Illa. Illa es más de derechas que Feijóo –que ya es ser de derechas— y Puchi viene a España, desde su Waterloo o desde donde esté, a armarla. No quiere Puchi que Illa ascienda al trono catalán, sino que quiere ser él quien lo haga. Se va a dejar detener (no le queda otro remedio) y va a proclamar la república catalana allá donde lo depositen, sea en una mazmorra, sea en un hotelito de estación. Le da igual. Ya, de perdidos al río. Sánchez, hipotéticamente, con la abstención o el voto en contra de Junts, perderá la mayoría en el Congreso. Tendrían los de Junts la ayudita de CC, ya lo verán. Y, entonces, adiós Sánchez. No sabe Illa que si Sanchito se oliera que le van a echar de La Moncloa, don Salvador no olería el trono catalán y se tendría que ir a su masía, en plan eremita. O a San Millán de la Cogolla, que no tiene rima ni nada, y que no está en Cataluña sino en La Rioja, pero que si hace falta anexionar La Rioja a Cataluña, pues lo hacemos en un plis/plas, ¿no, Sánchez, papito? Sánchez es capaz de hacer todo lo que le convenga, con la ayuda de escuderos como Conde-Pumpido y toda la vasca del TC. Vaya magistrados los del TC, sector “progresista”, igualitos a los fundadores de ese tribunal, cuando la bendita Transición, que eran todos sabios del derecho. Si leen los currículos de los de ahora pueden compararlos perfectamente con los del Tribunal Supremo de Venezuela (los currículos). Los otros, los “progresistas”, son otra cosa. Y lo digo con pena, no crean, porque, a mí, mi país me importa. Mucho más que a otros. Bueno, pues esta semana, o quizá la siguiente, esperamos a Puchi en la frontera y luego lo llevarán en carroza a Madrid, ante el juez Llarena, que naturalmente lo tratará de forma exquisita y yo creo que lo pondrá en libertad. El que está –o estará pronto– en Lanzarote es Zapatero, por si quieren ir a saludarlo. Está en esa playita que está cerca del Mirador del Río, donde se bañaba César Manrique. Famara, se llama la playa. Si quieren ir a felicitarlo por su apoyo a Maduro, estupendo. Allí está, o estará, marcando paquete. No sé si le acompañarán también las góticas o seguirán con sus negocios caribeños. Tengo que llamar a Nosotros –Alarcó–, que sí está en Lanzarote, para que me confirme la estancia del de la ceja. Me está saliendo este comentario político como si fuera Pipol y resulta que el Pipol de hoy ya lo despaché. Bueno, termino con la moción en el Puerto de la Cruz, donde manda en el PSOE un tal Zeben, que dicen que es amigo de Pedro Sánchez –hay que cuidar esas amistades–. Incluso se dice que ha hablado con Sánchez para arreglar lo de la censura. Pero es que no pueden, porque las posturas de los otros están muy enconadas y es una cuestión de matemáticas. Bueno, ya se verá. Total, que he empezado hablando de Puchi y termino con el Puerto de la Cruz. Está claro que la cabra tira al monte. Ojalá que el verano se anime para no tener que hacer como en los tiempos de Franco. Como la censura no dejaba pasar una, acudíamos a un tópico muy agradecido, que gozaba del favor del franquismo: Hambre en Rusia. A seis columnas.