El empresario de origen armenio y de nacionalidad francesa, Joseph Oughourlian, ha puesto de patitas en la calle de Prisa al ex CEO de La Sexta, el sanchista José Miguel Contreras, que aspiraba a tener un 10% en la que iba a ser cadena de televisión de la banda del presidente del Gobierno, disfrazada de privada, y a Carlos Núñez, otro sanchista irredento, actual presidente de Prisa Media.
Sánchez y su cuadrilla pretenden eternizarse en el poder recogiendo y aprovechando (y comprándolos, de facto, con la publicidad institucional) los restos del Grupo Prisa y ya controlan los contenidos de El País, gracias al propio Contreras y a un grupo de feministas irredentas que son las que mandan en el periódico, que va proa al marisco.
Carlos Núñez, que es un caradura, igual que Sánchez, pretendió venderle a Prisa un 10% de su productora, que lo factura casi todo gracias a Sánchez, pero Oughourlian vio la jugada y se negó. Ahora lo ha echado a la calle.
El empresario armenio-francés controla Prisa (casi un 30%) gracias a su sociedad Amber Capital, un fondo de inversión muy importante. Es un hombre de negocios que no se suele casar con nadie, muy independiente. Y para él Prisa es una ruina y una televisión de Prisa para mantener a Sánchez, ruina y media.
Sánchez y Bolaños querían repetir en Prisa lo que han hecho en Telefónica, en Indra y en otras empresas, colocar a afines para que Sánchez se eternice en el poder y su banda cope todos los puestos de las empresas más o menos ligadas a su administración. Pero aquí parece que la jugada les va a salir mal, a no ser que a Oughourlian se le tuerzan mucho las cosas, lo cual no parece probable.
Contreras era director de Contenidos de Prisa, lo cual da una idea de cómo está “El País”, convertido en un panfleto, sin dirección, errático y miembro del aparato propagandístico de Sánchez. Una vergüenza para su espíritu fundacional.
Se rumorea que Telefónica, donde ya hay un hombre de Sánchez, su presidente, Marc Murtra, podría entrar en el capital de Prisa pero esa operación tiene difícil venta entre los accionistas de la compañía de telefonía. No obstante, Sánchez es muy capaz de forzar esta entrada, lo que sería el final de Telefónica y probablemente el final del Grupo Prisa. ¡Si Polanco levantara la cabeza!
