El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha anunciado una nueva ofensiva militar intensiva en la Franja de Gaza, denominada «Operación Carros de Gideón», con el objetivo de derrotar a Hamás y ocupar permanentemente el enclave palestino. El plan, aprobado por unanimidad por el gabinete de seguridad israelí, incluye el desplazamiento de grandes segmentos de la población palestina hacia el sur de Gaza, bajo la justificación de protegerlos de los combates en el norte.
La estrategia contempla la captura y el mantenimiento del control de la mayor parte o la totalidad de Gaza, así como la asunción del control sobre la distribución de ayuda humanitaria por parte de Israel, una medida ampliamente criticada por violar principios humanitarios.
La comunidad internacional ha reaccionado con fuertes condenas. La ONU, el Reino Unido, la Unión Europea y diversas organizaciones humanitarias han expresado su preocupación por las implicaciones humanitarias y legales del plan israelí.
En Gaza, la situación humanitaria se ha deteriorado gravemente. La población enfrenta hambre extrema, saqueos y caos, con críticas tanto hacia Israel como hacia Hamás. Jóvenes como Bassem Al Shanbari han mostrado su rechazo a ambos actores responsables de su sufrimiento.
Netanyahu también ha anunciado un posible plan para reanudar el acceso de suministros a Gaza tras más de dos meses de bloqueo humanitario. Sin embargo, la ONU ha rechazado participar en el esquema propuesto por Israel para la distribución de ayuda, señalando que viola principios humanitarios y pone en riesgo a civiles y trabajadores.
La ofensiva también coincide con ataques aéreos de represalia de Israel en Yemen, tras ataques con misiles por parte de los hutíes. Se espera que la próxima visita del presidente de EE. UU., Donald Trump, a la región sea una oportunidad para finalizar un acuerdo de rehenes con Hamás.
Mientras tanto, ministros de extrema derecha en Israel han enfatizado su intención de ocupar permanentemente Gaza, exacerbando los temores de un conflicto prolongado y un desastre humanitario.
La comunidad internacional continúa monitoreando de cerca la situación, instando a todas las partes a buscar una solución pacífica y respetar el derecho internacional humanitario.
