Raúl Salmón, que llegó a ser alcalde de La Paz (Bolivia) en dos ocasiones, fue un periodista, radiofonista, autor teatral, locutor de radio, escritor de artículos, actor y redactor de periódicos. Firmaba tanto y con tantos seudónimos que a veces confundía los personajes y se armaba líos a sí mismo en cuanto a la ubicación de éstos en los relatos. Vargas Llosa se inspiró en él, en la novela “La tía Julia y el escribidor”, para crear un personaje con su nombre, como confesó una vez, porque su mujer “entre sábanas”, le habló de este tipo curioso, que se cabreó con Vargas porque creía que éste lo había ridiculizado en su obra, ya citada. Raúl Salmón fue distinguido con el premio Ondas, que en España tiene cierto prestigio, aunque lo conceda la SER, y escribió obras de teatro para la radio con títulos tan sugerentes como “Mi madre es una chola” y “Alicia en el país de las comidillas”. Yo, en cierta forma, puedo parecerme a Raúl Salmón, no porque haya sido alcalde, sino por los seudónimos, los personajes y los relatos. Puede que alguna vez servidor de ustedes haya contado un mismo suceso varias veces de distinta manera, pero ya dijo García Márquez que la historia casi nunca nos llega cómo realmente sucedió, sino como nos la contaron. Pasa lo mismo con los Evangelios y con otros relatos más o menos serios, que trascienden en el tiempo y cada juglar va poniendo cosas de su cosecha hasta que les llegan a uno. No sé por qué me dio hoy por hablar de Raúl Salmón, un personaje muy popular en Bolivia, nacido en 1926 (aunque él se quitaba años) y fallecido en 1990 en La Paz, dicen unos, o en Quito (Ecuador), según aseguran otros. Dos años antes de su fallecimiento, en segundo mandato, había vuelto a ser durante un año alcalde de la capital de Bolivia. Estaba casado con una Llosa. Es que allí todos son medio parientes, los limeños y los paceños. Les confieso que mi vida empieza a ser como la de Raúl Salmón, como creo que he dicho antes. Escribo tanto y bajo tanto paraguas del anonimato que ya confundo los personajes y soy, en mí mismo, una absoluta confusión. Es lógico. ¿Han leído ustedes los periódicos de hoy, martes? ¿Saben cuántas personas están sentadas o van a sentarse en el banquillo, desde Rubiales a Begoña Gómez, a su secretaria de La Moncloa, y quién sabe si García Ortiz y hasta Pedro Sánchez? Los periódicos ya no lo son, sino boletines de los tribunales. Es una locura, digna de una telenovela de Raúl Salmón, que acabaría el serial mezclando a sus personajes, sin saber bien es quién es quién. Pues mi vida, desocupados y sin embargo amables lectores, es ya como la de Raúl Salmón: una pura confusión, una metáfora, un cúmulo de contradicciones. Y así me va.
lunes, 23 junio,2025