No ganó el Bilbao, perdió el Real Madrid y no va a ser la última vez en esta Liga. Los mejores del Athletic fueron Mbappé y Valverde. No me equivoco: el primero volvió a fallar un penalti, que le hizo Aguirrezabala a Rüdiger, y el segundo tuvo un fallo tan grosero en un control que le regaló a Guruzeta un balón de gol; y Guruzeta siempre le marca al Madrid. No iba a ser una excepción. Y eso que es suplente.
El Real Madrid está en las antípodas del que fue, no sabe jugar cuando le presionan y el Bilbao es un equipo de hombres que luchan durante todo el partido y que cobran mucho menos dinero que las rutilantes estrellas de Florentino. Así que sorprendieron al equipo vestido de blanco, que volvió a ser una caricatura de sí mismo. No es la primera vez en la competición.
Y lo peor es que Mbappé no sirve. No sirve para el juego del Real. Ni siquiera mete los penaltis. Lo lanzó de la misma forma que ante el Liverpool y volvió a fallar. A este muchacho/empresa le pasa algo. Lo mismo que el de Hazard en su día, ha sido un fichaje fallido, no vale para las características de juego de Ancelotti, no está en el campo. Y lo malo es que Bellingham tampoco. Hay momentos en los que desaparece, se esconde y no se le ve con el balón.
Ni siquiera Courtois, que falló en el gol de Berenguer, está en su mejor forma. Algo le pasa, porque ayer el portero del Real Madrid, en los saques largos, no dio ni un solo balón a sus compañeros. No menos de diez. Todos acabaron en las cabezas de los aguerridos bilbaínos, que merecieron con creces la victoria. Porque el Real Madrid sólo se pone a jugar cuando va perdiendo. Pero como esto suele ocurrir en los últimos minutos, pues ya luego no le da tiempo a levantar el partido y entonces se dedica a dar patadas, como si se tratara del Getafe.
Ancelotti tiene que tomar medidas, aunque no sé cómo porque esta Liga no la van a ganar, de Europa quedarán fuera y se acabó la temporada porque lo demás es farfolla. Se acabó el carbón para los de Ancelotti y estamos en noviembre, o sea que enhorabuena a los anti madridistas y al Barcelona que, con un equipo de juveniles, va a ganar la Liga. Su única amenaza este año es el conjunto de Simeone, que tiene mucha más vergüenza que los jugadores del Real Madrid, estrellas rutilantes en extinción.
O sea, que la mejor definición del partido entre el Bilbao y el Madrid es que lo perdió el Madrid, no lo ganó el Bilbao. Y que el Madrid mereció perder, por su pereza, por su displicencia y por su absurda forma de jugarle a once guerreros, a once tíos con lo que hay que tener. Bueno, o a dieciséis. Los del Madrid parecían las debutantes de una presentación en sociedad. Y los otros los leñadores de las montañas donde vivía el abuelito de Heidi.
