El recién investido primer ministro de Canadá, Mark Carney, emprendió su primer viaje oficial al extranjero con destino a Europa, apenas dos días después de jurar el cargo en Ottawa. Aterrizará en París el lunes para reunirse con el presidente francés, Emmanuel Macron, antes de dirigirse a Londres para encontrarse con el primer ministro británico, Keir Starmer, y el rey Carlos III, jefe de Estado de Canadá. Este viaje, anunciado tras su ceremonia de juramentación el viernes 14 de marzo, busca fortalecer las alianzas comerciales y de seguridad de Canadá frente a las crecientes tensiones con Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump.
Carney, un exbanquero central de 60 años que asumió el liderazgo del Partido Liberal tras la renuncia de Justin Trudeau en enero, enfrenta un escenario crítico: Trump ha impuesto aranceles del 25% al acero y aluminio canadienses y amenaza con tarifas generales del 200% a partir del 2 de abril, además de sugerir repetidamente que Canadá debería convertirse en el 51º estado de EE.UU. En respuesta, Carney enfatizó en su discurso inaugural la identidad distintiva de Canadá, declarando: «Nunca, jamás, de ninguna manera, seremos parte de Estados Unidos». Su visita a Europa tiene como objetivo diversificar los socios comerciales de Canadá y coordinar una respuesta a las políticas proteccionistas de Trump, que también afectan a Francia y Reino Unido.
En París, Carney discutirá con Macron estrategias para contrarrestar los aranceles estadounidenses, mientras que en Londres, su reunión con Starmer aprovechará su experiencia como exgobernador del Banco de Inglaterra (2013-2020) para reforzar los lazos económicos. El encuentro con el rey Carlos III añade un simbolismo significativo a su agenda.
El itinerario de Carney también incluye una parada en el Ártico canadiense tras su regreso, para reafirmar la soberanía del país en esa región estratégica. Mientras tanto, su gobierno revisa la compra de aviones F-35 a EE.UU., reflejando una postura cautelosa hacia Washington. Este viaje marca el tono de su mandato: una apuesta por la autonomía económica y la cooperación transatlántica en tiempos de incertidumbre global.