Los reyes volverán, pero sin Sánchez

Los reyes volverán a Valencia, pero sin Sánchez. Don Felipe no va a permitir que a la monarquía se la cargue este felón colonizador de instituciones democráticas, que salió huyendo de Valencia como un conejo y que ha hecho el más espantoso ridículo, justificando su huida conejil como “exigencias del protocolo de seguridad”. Del protocolo del pánico. Es la diferencia entre un chulapón y un rey. El rey se queda, afronta sus responsabilidades para con el pueblo y el otro se manda a mudar, huyendo de los tíos y de las tías que le aporrean el coche. Luego forran con cartones los dos coches idénticos para que la gente no sepa en cuál va el felón y en cuál sus atribulados escoltas, que no sabían qué hacer ante la presencia aérea del barro y de algún que otro elemento volador. Luego La Moncloa va y dice que ellos desaconsejaron el viaje, pero no dicen que Sánchez se apuntó a la excursión, creyendo que las anchas espaldas y el prestigio del monarca le iban a librar de la ira de la gente. Y no fue así. Y, como colofón, cuando ven las excusas fracasar, lo de siempre: que todo fue organizado por la fachosfera. Mira Sánchez, vete ya para tu casa que no tienes nada que hacer en España ni siquiera con tus socios comunistas, separatistas y ex terroristas. Lárgate, antes de que sea el pueblo quien te eche a patadas. De momento, ya no puedes salir a la calle en tu propio país y eso me parece terrible porque también es para toda la vida, así que tendrás que mudarte lejos cuando dejes de ser alguien aquí. Sólo recibirás el dinero institucional por giro postal. Ha sido una vergüenza ver a un presidente del Gobierno que huye como un ratón acorralado, mientras sus reyes se acercan a la multitud para abrazar al que se deja abrazar y para dialogar con el que quiere dialogar. Todo un ejemplo, frente a la cobardía del otro, que puso pies en polvorosa. Ahora los reyes, con o sin el consejo de La Moncloa, regresarán a Valencia, a mostrar de nuevo su solidaridad y su dolor a las familias de las víctimas y a quienes lo han perdido todo. Ya verán cómo entonces no se producirá ni un insulto. Las diatribas del pueblo no iban dirigidas a ellos.