Ya Rita Medina, colaboradora de El Burgado, lo cuenta en su crónica, pero ayer se reunieron los empresarios del Sur de Tenerife en torno al presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, en el Spring Arona Gran Hotel, lugar que no tengo el gusto de conocer. Yo tenía que acudir al almuerzo, incluso El Burgado había pagado mi cubierto, creo, pero entrevisté a Juan-Manuel García Ramos en Los Limoneros, entrevista que aparecerá el lunes en el “Diario de Avisos”. Y así me ahorré la tirada al Sur, que es un coñazo, con colas terribles. Por cierto, un almuerzo muy grato con el amigo, que acaba de publicar “La expulsión del Paraíso”, al que se apuntó Carlos Díaz-Bertrana, que va a sacar la semana que viene el libro de la Biblioteca de Artistas Canarios dedicado a la pintora portuense Eva Fernández, escrito por el crítico Celestino Hernández, que dirige el Museo Westerdahl portuense.
Coño, párrafo demasiado grande, impropio de un consumado admirador de Azorín. El libro va a ser presentado en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Yo conocí a Eva, esposa del médico Diego Guigou y Costa, cronista oficial que fue del Puerto de la Cruz hasta su fallecimiento. Don Diego nunca caminó más de diez metros, si un enfermo cercano a su casa lo llamaba, cogía el coche. Y ahora la gente se pega por un aparcamiento y va a todas partes caminando. Tiene varios libros publicados don Diego Guigou, pero el más importante es “El Puerto de la Cruz y los Iriarte”, en el que cuenta la vida y las obras de esta familia de intelectuales portuenses. Tengo un ejemplar –está agotadísimo–, dedicado por él. Bueno, pues el contenido y las impresiones sobre su obra de Juan-Manuel García Ramos las leerán el lunes en el “Diario de Avisos”. Alguien me nombró, ayer, delante de Fernando Clavijo y dicen que el presidente se echó las manos a la cabeza. A mí Fernando me cae bien, es muy buen chico, y ayudó a mis medios de comunicación con publicidad, sobre todo cuando era alcalde lagunero.
Siempre se portó bien conmigo y siempre fue muy amable y muy colaborador. Y a cambio de nada. Quizá fui yo demasiado crítico con él, sin motivo alguno, que a uno a veces se le va la olla. Incluso dije, de coña, una vez, creo que aquí, que su familia vendía zotal. Pero era un zotal muy bueno, coño. No dejaba rastro de bichos. Bueno, pues dijo Fernando que cada año se asientan en Canarias entre 20.000 y 22.000 personas y que esto era –y es– insostenible. Me cuentan –lean la crónica de Rita— que su charla fue muy interesante y que los empresarios del almuerzo-coloquio número 58 del Foro de Amigos del Sur de Tenerife, que preside José Fernando Cabrera, lo aplaudieron mucho. Hay que ver cómo han luchado José Fernando y su familia por el Sur de Tenerife y el éxito que han tenido como empresarios tanto él como su mujer y sus dos hijos. Se abordaron en el coloquio un montón de temas: el hospital, las colas en la autopista, los ataques contra el turismo. Ya digo, lean la crónica si les apetece. Y, por hoy, me callo, que estoy hasta ciertas partes de la crónica social, frase esta impropia de un cronista social, que es en lo que a veces me convierto. Hay que vivir de algo, ¿no? Que no está el horno para bollos.
