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Lo del Gran Hotel Taoro, hasta que llegó Tropical Turística Canaria, puede ser la gran crónica de una desidia. El edificio, en ruinas, muy tocado, abandonado por el Cabildo, fue concedido en explotación a Tropical Turística Canaria, una compañía de la familia Polanco. Don Jesús de Polanco, a quien tuve el honor de conocer, fue un enamorado de Tenerife y aquí construyó varios hoteles y explotó varios negocios relacionados con la hostelería, como la Cafetería Olympo. Uno de sus hijos preside ahora la compañía y logró la concesión, por parte del Cabildo, del Gran Hotel Taoro, uno de los establecimientos emblemáticos de la hostelería canaria, una joya de la arquitectura, que históricamente tuvo mala suerte, ya que resultó afectado por dos incendios. La empresa lleva varios años restaurando el hotel, a veces en condiciones muy difíciles ya que no se encuentra fácilmente en Canarias personal de construcción especializado, ni mano de obra adecuada. No han recibido mucha colaboración del Cabildo, propietario del inmueble, que tiene abandonado por completo el Parque del Taoro, donde se encuentran varios establecimientos hoteleros y una zona residencial de gran categoría. Un paraje histórico hoy lleno de maleza, descuidado, incluyendo al famoso Paseo de la Sortija, donde la colonia inglesa organizaba carreras de sortijas a caballo, con asistencia de cientos de personas. También el parque es la sede de la Iglesia Anglicana, que depende del arzobispado de Gibraltar y en cuyo exterior se celebra un famoso mercadillo de antigüedades, una vez al mes. Tropical ha tenido, ante la desidia del Cabildo, que rebachear a su costa la carretera central del parque y acometerá la limpieza de la maleza que rodea al hotel, eliminado las pintadas y la flora y la fauna desagradables que allí anidan. El edificio ha quedado muy bonito, las habitaciones se encuentran amuebladas, los tres restaurantes en condiciones de empezar a funcionar y se han admitido las primeras reservas.

Será el mejor hotel de la isla, muy probablemente, respetando la antigua estructura del Taoro y cuidando los jardines que en su día diseñara el famoso arquitecto y urbanista francés Adolphe Coquet (1841-1907). Los jardines del hotel ya presentan muy buen aspecto, se están cuidando mucho y la vegetación crece en una zona con estructura de malpaís, que logra un filtrado perfecto para agua y para raíces de plantas. El Taoro, en sí, es una especie de jardín botánico desordenado, con una parte residencial que es envidia del mundo turístico. La familia Polanco ha apostado decididamente por el Puerto de la Cruz, después de hacerlo en el Sur, con mucho éxito. Se ha gastado 50 millones de euros en la rehabilitación del hotel. Partiendo de sus ruinas. El Cabildo mantiene en completa suciedad el Paseo de la Sortija, abandonado, aledaño a una zona preciosa de malpaís. Este paraje histórico no merece este abandono. En fin, es de esperar que el hotel abra sus puertas a lo largo del mes de octubre y que se alojen en él los primeros huéspedes. La zona de las piscinas está terminada, también las plazas de aparcamiento y el establecimiento inicia una nueva etapa. Un día fue centro del turismo en Canarias, el establecimiento más prestigioso de las islas, en el que se alojaron desde el rey Leopoldo de Bélgica a la escritora británica Agatha Christie, pasando por el canciller Konrad Adenauer. Que fue visitado por jefes de Estado y lo más granado de la realeza europea. Que albergó banquetes reales de gran altura e incluso, en 1970, el Congreso Mundial de Escritores de Español, uno de los primeros eventos que yo cubrí como periodista y en el que se dio a conocer, por ejemplo, la obra de García Márquez, hasta ese momento un escritor poco conocido en España.