La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, llegó este miércoles a Groenlandia para una visita de tres días destinada a fortalecer los lazos con las autoridades locales y demostrar solidaridad frente a las crecientes presiones y amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha expresado su interés en adquirir el territorio ártico. Ocurre en un momento de tensiones geopolíticas, tras recientes declaraciones y acciones de la administración Trump que han generado preocupación tanto en Dinamarca como en Groenlandia.
Frederiksen aterrizó en Nuuk, la capital groenlandesa, y afirmó ante los medios que «Estados Unidos no se hará con Groenlandia. Groenlandia pertenece a los groenlandeses». Sus palabras reflejan la firme postura de Dinamarca de defender la soberanía del territorio, que, aunque es autónomo, forma parte del Reino de Dinamarca. La primera ministra enfatizó su compromiso de apoyar a Groenlandia en «una situación muy, muy difícil», reconociendo la presión internacional que enfrenta la isla debido a las ambiciones de Trump.
La visita de Frederiksen se produce menos de una semana después de que el vicepresidente de EE. UU., JD Vance, visitara la base espacial de Pituffik en el norte de Groenlandia, donde acusó a Dinamarca de no invertir lo suficiente en la seguridad del territorio y sugirió que Estados Unidos podría protegerlo mejor. Esta declaración fue recibida con críticas en Copenhague y Nuuk, y el ministro de Relaciones Exteriores danés, Lars Løkke Rasmussen, respondió con un video en redes sociales reprochando el «tono» de las críticas de la administración Trump, subrayando que Dinamarca considera a Estados Unidos un aliado cercano, pero que las formas utilizadas no eran apropiadas.
Durante su estadía, Frederiksen tiene previsto reunirse con el próximo primer ministro groenlandés, Jens-Frederik Nielsen, quien recientemente ganó las elecciones parlamentarias y formará un nuevo gobierno de coalición que asumirá formalmente el 7 de abril. Nielsen ha expresado su bienvenida, destacando que Dinamarca sigue siendo «el aliado más cercano» de Groenlandia. Ambos líderes discutirán temas de política exterior, seguridad y geopolítica, con el objetivo de coordinar una respuesta conjunta ante las presiones externas.
Las amenazas de Trump no son nuevas. Desde su regreso a la Casa Blanca, el presidente ha insistido en que el control de Groenlandia es «necesario para la seguridad nacional e internacional» de Estados Unidos, y no ha descartado el uso de fuerza militar o coerción económica para lograrlo. Estas afirmaciones han generado indignación en Dinamarca y Groenlandia, donde la gran mayoría de la población, según encuestas recientes, rechaza cualquier idea de convertirse en parte de Estados Unidos. Además, las autoridades groenlandesas han formado un nuevo gobierno que busca resistir las presiones de Washington, mientras que Dinamarca ha anunciado un aumento significativo en su gasto militar en el Ártico, con una inversión de 14.600 millones de coronas danesas (aproximadamente 2.000 millones de euros) para mejorar la vigilancia y la soberanía en la región.
Frederiksen también busca contrarrestar la narrativa de la administración Trump al reforzar la cooperación y el respeto mutuo entre Dinamarca y Groenlandia. En un mensaje publicado en redes sociales antes de su viaje, la primera ministra elogió la resiliencia de los groenlandeses, diciendo: «No han sido intimidados. Han defendido quiénes son y lo que representan. Eso tiene mi más profundo respeto». Sin embargo, reconoció que la atención y la presión sobre Groenlandia son abrumadoras, y que la unidad es crucial en estos momentos.
La tensión entre Estados Unidos y Dinamarca se ha visto exacerbada por protestas recientes en Copenhague y otras ciudades danesas, donde cientos de manifestantes han alzado carteles con mensajes como «Retrocedan, EE. UU.» en respuesta a las amenazas de Trump. Por su parte, la Unión Europea y otros aliados de la OTAN han expresado su apoyo a Dinamarca, reafirmando que las fronteras y la soberanía de los estados deben respetarse.
La visita no solo busca enviar un mensaje de unidad, sino también preparar el terreno para una colaboración más estrecha en un contexto de creciente competencia geopolítica en el Ártico, donde el cambio climático está abriendo nuevas rutas comerciales y aumentando el interés por los recursos naturales de la región, como minerales críticos y tierras raras. Sin embargo, tanto Dinamarca como Groenlandia insisten en que cualquier decisión sobre el futuro del territorio debe ser tomada exclusivamente por los groenlandeses, reafirmando su derecho a la autodeterminación.
La primera ministra concluirá su viaje el viernes, dejando claro que Dinamarca está dispuesta a defender la soberanía de Groenlandia y a trabajar conjuntamente con sus socios europeos y aliados internacionales para enfrentar los desafíos actuales. Mientras tanto, la comunidad internacional observa de cerca cómo se desarrolla esta disputa, que podría tener implicaciones significativas para la seguridad y la estabilidad en el Ártico.