La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), un organismo de la ONU, determinó este lunes que Rusia es responsable del derribo del vuelo MH17 de Malaysia Airlines el 17 de julio de 2014, un incidente que causó la muerte de las 298 personas a bordo, incluyendo 196 ciudadanos holandeses, 38 australianos y 10 británicos. El avión, un Boeing 777 que viajaba de Ámsterdam a Kuala Lumpur, fue abatido por un misil Buk de fabricación rusa sobre el este de Ucrania, en una zona controlada por separatistas prorrusos durante el conflicto con las fuerzas ucranianas.
La OACI afirmó que Rusia incumplió sus obligaciones bajo el derecho internacional al no impedir el uso de armas contra una aeronave civil, violando el Artículo 3 bis de la Convención sobre Aviación Civil Internacional. El caso, presentado por Australia y Países Bajos en 2022, marca la primera vez que la OACI falla sobre un conflicto entre estados miembros, y ahora trabajará con ambos países para determinar las reparaciones, lo que podría incluir compensaciones para las familias de las víctimas. El ministro holandés de Exteriores, Caspar Veldkamp, calificó la decisión como «un paso crucial hacia la verdad y la justicia», mientras que la ministra australiana Penny Wong instó a Rusia a asumir su responsabilidad y hacer reparaciones.
El Kremlin, a través de su portavoz Dmitry Peskov, rechazó las conclusiones de la OACI como «parciales», argumentando que Rusia no participó en la investigación y ha negado consistentemente su involucramiento. Sin embargo, investigaciones previas, como la del Equipo de Investigación Conjunto (JIT) liderado por Países Bajos en 2014, concluyeron que el misil provenía de la 53.ª Brigada Antiaérea rusa. Además, un tribunal holandés sentenció en 2022 a tres hombres —dos rusos y un ucraniano— a cadena perpetua por su rol en el ataque, aunque los sospechosos siguen prófugos.
La decisión de la OACI ha reavivado el dolor de las familias de las víctimas, quienes han esperado más de una década por justicia, y ha intensificado las tensiones entre Rusia y Occidente, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania, que se ha agravado desde la invasión rusa de 2022.