La mujer de Luis Manuel López Obrador, ex presidente de México, enemigo de España y ella muy crítica con los supuestos métodos empleados en la conquista española de América, se presentó en la Embajada de España en DF el pasado miércoles, se entrevistó con algunas autoridades consulares y solicitó formalmente su nacionalidad española.
Ella, Beatriz Gutiérrez Müller, es escritora, presidió una especie de instituto para la memoria histórica en México –tenía que ser–, nunca ejerció de primera dama porque el cargo se quedó sin efecto, pero fue una furibunda seguidora de su marido en su odio a España. De su marido y de su heredera, la actual presidenta de origen judío, Claudia Sheinbaum. Se estima que fue ella, Gutiérrez Müller, quien redactó la carta que López Obrador mandó a Felipe VI y que ella misma entregó al papa Francisco, exigiendo a España que reparara públicamente las supuestas ofensas propinadas a México durante la conquista. También ha sido muy crítica con la memoria de Hernán Cortés y de su actuación en territorio mexicano. La Embajada de España confirma esta visita y la petición de la nacionalidad española. La izquierda mexicana, con la mujer de López Obrador a la cabeza, demuestra su realidad falsaria y algunos de sus miembros –como esta Beatriz Gutiérrez Müller— no deben estar muy contentos con su nacionalidad mexicana, pues ahora esta dama, escritora y casi candidata a la presidencia de su país en las últimas elecciones, solicita la ciudadanía española. Después de todos sus agravios a España, en un país normal no le concederían la nacionalidad, pero España no es un país normal con este Gobierno. Ya verán que Sánchez le entrega su pasaporte. La prueba de su animadversión a nuestro país la tienen en un libro de Gutiérrez Müller que contradice a los historiadores presenciales y arrima el ascua a la sardina de México, titulado: “Memoria artificial en la conquista verdadera de la Nueva España”. No se ha acordado nunca de dirigir sus críticas contra el brutal pueblo azteca, al que posiblemente considere su antepasado. Apuesto doble contra sencillo a que tendrá nuestra nacionalidad en un tiempo exprés.
Cambio de asunto y me voy a Madrid, en esta fiesta señalada del 2 de Mayo, que conmemora el alzamiento del pueblo madrileño contra las tropas de Napoleón, el 2 de Mayo de 1808. Un acto muy bonito celebrado en la Puerta del Sol, un acto exterior, bajo la lluvia, sin parada militar pero muy solemne. Me alegré mucho de ver al economista liberal Pedro Schwartz, 90 años, en la tribuna, condecorado con la Gran Cruz del 2 de Mayo, lo mismo que a Jose Coronado y a otros personajes que se la merecían de sobra. Jose Coronado se emocionó con la presencia de sus hijos en el acto.
Iba elegantísima Isabel Díaz Ayuso, presidenta madrileña, que volvería a ganar hoy las elecciones con mayoría absoluta según las últimas encuestas, y el acto fue de una solemnidad extrema. “El Ejército volverá a desfilar aquí”, dijo Ayuso, con toda la razón del mundo, tras la negativa de Sánchez a que lo hiciera este año, por el trinque que tiene con Ayuso. Me emocioné escuchando el chotis “Madrid”, de Agustín Lara, interpretado por la Banda Municipal de la Policía madrileña. Había autoridades civiles y militares y, por supuesto, estaba el alcalde José Luis Martínez-Almeida y Navasqüés. No fue invitado nadie del Gobierno de Sánchez, obsesionado con Ayuso. Y a la fiesta paralela montada por el PSOE en un parque de Madrid acudieron 300 personas, todas ellas militantes socialistas, incluidos López, Bolaños y la basca. O sea, nadie. Y para terminar hoy, algo curioso. Y caro. He leído en un periódico que La Moncloa destinará 110.000 euros a la compra de papas fritas y frutos secos para las reuniones de Pedro Sánchez. Si es verdad, el despilfarro nacional, el saqueo de las arcas públicas que se está realizando se pondría de nuevo de manifiesto. Estos sociatas se han vuelto todos locos, pero, claro, ya no le dan valor al dinero porque es que ganan muchísimo, a nuestra costa. Yo cuando Hacienda me haga la paralela después del 30 de junio le voy a mandar a los de los bonus un par de kilos de frutos secos y de papas fritas y que se consideren saldados. Este país no tiene remedio, ni nunca lo tendrá. Ya no es sólo el caviar del Falcon sino que ahora son las papas fritas de La Moncloa. Así están de gorditos López, Bolaños y hasta Ábalos, del que no tengo duda que se pasará alguna vez por allí, en las noches de tertulia de Sánchez. Bueno, esto último no lo tengo confirmado, pero tampoco lo descarten. Tienen cara para eso y para mucho más.
