La izquierdona nacional no pierde comba, haciendo suya la memoria reciente del papa Francisco. Lo consideran uno de los suyos. Lo cierto es que Francisco no era de izquierdas ni de derechas, era peronista. Un peronista convencido y es difícil encasillar a Perón en la izquierda o en la derecha. Perón era el ídolo de los descamisados y los subvencionados de Sánchez en las teles y sus aliados en la política no son precisamente descamisados. Bastos, sí, pero descamisados, no, sino bien colocaditos con emolumentos suficientes para vivir muy bien. Luego Francisco no necesariamente es de los suyos porque el papa fallecido tiraba más bien hacia el menesteroso y los sociatas y sus socios no son, precisamente, unos menesterosos. Yo diría que todo lo contrario. Algunos, como Sánchez, sí son misteriosos. Las cadenas de izquierdas, alimentadas con abundante publicidad institucional, ayer se dieron un festín. Daba gusto ver a los imitadores de Ferreras apropiarse de la memoria de Francisco. Ferreras era el más moderado. En las otras cadenas, ni les digo. Esta noche los españoles sufrirán el empacho de La 1, con la tertulia nocturna apasionada en favor de la izquierdona. Claro que la derechona es bastante torpe. Podían haber sido más efusivos a la hora de referirse al papa fallecido, aunque sea por respeto. Son torpes hasta para fabricar una necrológica. Feijóo es bastante más imbécil que Sánchez, que le colocó una corona de flores al asesino Ho-Chi-Min. Y lo único que se le ocurrió decir a Feijóo, tras la muerte de Francisco, es que estuvo a punto de viajar a Santiago de Compostela, algo más que un proyecto dudoso porque Francisco nunca pensó en viajar a España, con la excepción de Canarias. No le dio tiempo, pero aquí se le esperaba con ilusión. Ahora veremos si se consuma el cardenalato para el obispo Mazuelos, de Las Palmas, como estaba previsto. Si el sucesor de Francisco es de su tendencia, denlo por seguro; si se impone otra línea, puede que no. Miren dónde está monseñor Ganswein, que era el hombre de Benedicto XVI: de nuncio en Letonia. Y Francisco no lo hizo cardenal, se quedó en arzobispo. Las cosas pueden cambiar mucho en el Vaticano o no, pero todavía es pronto para saberlo. Hay que esperar a que los cardenales, los electores y los no electores, lleguen a Roma y se reúnan en el pre-cónclave. A partir de ahí sabremos algo, aunque ya conocen el dicho: en el cónclave, quien entra papa, sale cardenal. Por cierto, el papa murió de un ictus. A las 6 de la mañana se levantó bien y a las 7.35 había fallecido. Fue muy dura para él la Semana Santa. Tenía que haber descansado, pero no quiso. Murió con las botas puestas. Un benefactor anónimo pagará su tumba, que ya tiene sitio en la basílica de Santa María la Mayor. En la lápida, una sola palabra: Franciscus. Fue coherente con sus ideas hasta el final. La historia juzgará su pontificado. Por cierto, el camarlengo, el americano Kevin Farrell, lucía un modelo de gafas Cartier más modernas que las mías. Peronistas.
domingo, 25 mayo,2025