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viernes, octubre 11, 2024

Jugando diez minutos, el Real Madrid desarboló al Stuttgart (3-1)

El Real Madrid, andando, es capaz de ganarle a cualquiera, pero sólo durante los diez minutos por partido que se pone a correr como un loco. Es tal la calidad de sus futbolistas que aunque un equipo, como el Stuttgart ayer, le juegue bien 80 minutos, en los otros diez se lo liquida. Esto lo sabe Ancelotti y el Real Madrid se ha acostumbrado a eso, a jugar poco y a ganar.

El equipo alemán, que le dio a Curtois el regalo del MVP, dominó al Madrid de cabo a rabo, excepto esos diez minutos mágicos de la segunda parte en los que el equipo vestido de blanco se puso a correr y a hacer magia con el balón, en medio del delirio del Bernabéu. Cuando alguien aprieta un botón rojo se pone a funcionar una máquina maravillosa, capaz de hacer un bordado con el fútbol. Y así no se pierde nunca.

Porque en pleno acoso del equipo alemán contra el Madrid yo sabía que el once de Florentino Pérez iba a marcar el tercero. Los experimentos a veces salen bien y otras no. Ancelotti se dio cuenta de que Carbajal, que es muy bueno, no tiene talla física para ser central. Y de que Bellingham estaba agotado, tras jugar a mucha intensidad buscando como un loco el balón que sus compañeros no le querían dar. Y entonces puso a Carbajal en su sitio, quitó a Mendy, dio entrada a Fran García, retiró a Bellingham y metió a Arda Güller en el campo. Y eso dio lugar a otro Madrid más fresco, más jugón. No digamos la inclusión de Modric, que sigue siendo incombustible. Y sólido.

Foto: Real Madrid

Los goles los marcaron Mbappé, que va cogiendo tono aunque defiende menos que Cristiano Ronaldo, tras un regalo de Rodrigo; Rüdiger, con el bloque de hormigón que tiene sobre los hombros; y el joven Endrick, que se acaba de casar con 18 años, el pobrecito, y que lanzó un izquierdazo desde fuera del área en momentos de descuento, sin querer darle la bola ni a Mbappé ni a Vinicius, lo que demuestra la personalidad del chiquitín. 3-1 y a otra cosa. Me olvidé decirles a ustedes que el equipo alemán había marcado el empate a uno, tras un fallo de marcaje de la defensa madridista.

Por eso el Real Madrid es el mejor equipo del mundo, porque hace cosas que los demás no son capaces de llevar a cabo. Yo estaba muy tranquilo esta vez porque sabía que iba a ganar y que marcaría al final. El Real Madrid continúa su encantamiento con la Copa de Europa, con la Champions o con la Super Liga, como se quiera llamar al torneo, que esto da igual. Seguramente la ganará este año otra vez y más con el City pendiente de los tribunales, por tramposo.

El estadio Santiago Bernabéu lleno, o casi lleno, y el Madrid otra vez dando lecciones, unas veces de fútbol, otras de pausa, otras de dominio y otras de dejarse dominar. Y el descubrimiento de un buen equipo, el Stuttgart, muy bien entrenado, correlón, habilidoso y a veces peligroso. Un equipo de esos que las rechazan todas cuando las pelotas van a gol y que aprovechan como ninguno las  segundas jugadas. Pero no es suficiente. Con el Real Madrid, al menos, no.

A. Hernández-Romero
A. Hernández-Romero
Bajo el seudónimo de A. Hernández-Romero escribe un colectivo de periodistas deportivos que colabora con este periódico.

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