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jueves, 16 octubre,2025

Jaxana | Una armonía que casi lo fue

⏱ 5 min de lectura

En esta ocasión, nos ubicamos en Santa Cruz, una ciudad donde la propuesta gastronómica crece con fuerza. Surgen muchos nuevos proyectos, se multiplican las propuestas de cocina fusión, del Nikkei al Asia-Canarias, y cada vez es más frecuente encontrar combinaciones arriesgadas, sofisticadas y pensadas elaboradas con producto de km 0.

Al elegir un restaurante podríamos guiarnos por muchos factores: recomendaciones de conocidos, reseñas en redes o, por supuesto, por las prestigiosas guías gastronómicas. Pero para mí surge algunas preguntas inevitables como: ¿Mantienen los restaurantes reconocidos por la guía Michelin o Repsol el nivel que esos sellos prometen? ¿Garantizan la misma calidad y atención, independientemente de quién se siente a la mesa?

Con esas preguntas en mente llegamos a Jaxana, en el corazón de Santa Cruz: un restaurante moderno que, desde 2017, apuesta por la fusión asiática con producto local. Reconocido por las dos guías mencionadas, promete una experiencia cuidada y sofisticada, tanto en sala como en cocina. Y aunque el talento y la intención se perciben en los detalles, queda la sensación de un “casi”, como si en esta ocasión un complemento esencial no terminara de encontrar su sitio.

🍴 Experiencia general

Optamos por probar nigiris y makis de la carta como elecciones personales, no un menú degustación, lo que permite medir de primera mano la propuesta gastronómica según nuestro propio gusto y criterio.

El restaurante aparte de su ubicación inmejorable en el centro de Santa Cruz, ofrece un ambiente cálido, con iluminación medida, música ambiental y un espacio versátil preparado para recibir tanto a parejas como a familias, grupos empresariales (por su sala reservada) o comensales en solitario. Importante destacar la típica barra de cocina vista al salón, característica de la restauración asiática. La sala, elegante sin excesos, demuestra que a veces, menos es más. El servicio, cálido y atentos al detalle: supieron cuidar con profesionalidad la alergia a mariscos de uno de los comensales, un gesto que habla de sensibilidad, cuidado y oficio.

🥢 Platos probados

Nigiri de huevo de codorniz y trufa

Una pequeña joya de intensidad delicada, donde el bocado se sostiene en equilibrio entre lo terroso y lo suave. Una entrada prometedora.

Nigiri de gamba roja, cabeza crujiente y arroz teñido con tinta de calamar

Visualmente atractivo, pero me atrevo a decir un poco desequilibrado: el ajo, más presente de lo esperado, termina por eclipsar la nobleza del marisco y la sutilidad de la tinta. Un exceso que empaña la idea original.

Nigiri de salmón con salsa de lima 

En este nigiri predomina la pureza: el arroz cede el protagonismo al pescado, dejando que el salmón se exprese con frescura y nobleza.

Maki de salmón, aguacate, emulsión de kimchi y tobiko rojo

El plato estrella de la cena. Un bocado clásico, pero bien pensado, que juega con texturas y equilibra grasa, acidez y picante.

Vino y maridaje

Comenzamos con una copa de espumoso y continuamos con un tinto por copas: Hito, Ribera del Duero. La elección, aunque segura y prometedora, no alcanzó la armonía esperada. Hubo detalles en el servicio del vino que rompieron la sintonía general: un descorche apresurado, falta de técnica y preparación del personal que contrastan con la delicadeza del resto de la experiencia.

La carta, bien redactada y con referencias interesantes, desde espumosos internacionales hasta tintos y blancos canarios, echa en falta la figura de un sommelier o camarero especializado que aporte relato y coherencia al maridaje y por supuesto a la experiencia general.

🔎 Lo que funcionó bien

  • Ambiente cuidado y versátil.
  • Servicio atento y personalizado, con sensibilidad hacia las necesidades de los comensales.
  • Presentaciones impecables visualmente.
  • El maki de salmón como el mejor bocado de la cena.

⚖️ Lo que se puede mejorar

  • Servicio del vino con mayor preparación y técnica.
  • Carta de vinos que invite al diálogo entre copa y plato.
  • Algún desequilibrio de sabor en preparaciones intensas (caso del ajo en el nigiri de gamba roja).

Puntuaciones

  • Producto: 4,5 – materia prima noble y trabajada.
  • Cocina y técnica: 4,2 – buenas ejecuciones, aunque con altibajos en el balance de sabores.
  • Servicio: 4,5 – cálido y profesional exceptuando el servicio del vino.
  • Ambiente y local: 5 – elegante, acogedor y bien concebido, ubicación inmejorable (el centro de Santa Cruz)
  • Bodega y vinos: 3,4 – selección interesante, pero sin relato ni asesoramiento.
  • Relación calidad-precio: 4,0 – experiencia sólida, aunque el vino resta armonía.

 

Nota Burgado: 4,3 / 5

Plato estrella: Maki de salmón, aguacate, kimchi y tobiko rojo.

Punto débil: El maridaje y la falta de un servicio de vino a la altura.

Jaxana tiene el espacio, el producto y la ambición para consolidarse como un referente de cocina fusión en Santa Cruz y en Tenerife. Pero en la alta gastronomía, el vino no es un complemento que puede darse el lujo de pasar desapercibido y mucho menos un detalle que dependa del azar. Es un hilo importante que une la cocina con la emoción del comensal, no diría que lo es todo, porque tampoco quiero resumir todo lo demás a un servicio de vino que deja que desear, pero cuando falla, la experiencia pierde armonía y delicadeza, por más brillante que sea el resto.

Esta reseña tiene, además, el valor de lo espontáneo: llegamos sin nombre ni credenciales, como comensales anónimos. Lo vivido aquí es, precisamente, lo que cualquier cliente puede esperar encontrar.

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