La escalada de tensiones entre Estados Unidos y Venezuela se ha trasladado ahora al ámbito de la aviación comercial: la Administración Federal de Aviación (FAA) de EE.UU. ha emitido un aviso a las aerolíneas para “extremar la precaución” al sobrevolar el espacio aéreo venezolano, en el sur del Caribe y alrededor de Caracas, alertando de una “situación potencialmente peligrosa” por el aumento de la actividad militar.
En respuesta a esa recomendación, Iberia ha anunciado la cancelación temporal de sus vuelos a Venezuela, argumentando que la seguridad de sus operaciones exige reevaluar el panorama antes de retomar su actividad. La compañía ha señalado que seguirá monitorizando la situación para decidir cuándo volverá a volar con normalidad a Caracas.
No es la única aerolínea que suspende sus rutas: Avianca, TAP y Gol también han cancelado sus vuelos comerciales hacia Venezuela ante la creciente inquietud por las condiciones de seguridad aérea.
El origen del aviso de la FAA parece residir en una combinación preocupante: por un lado, el organismo menciona maniobras militares “crecientes” alrededor del territorio venezolano y un incremento de interferencias en el sistema de navegación por satélite (GNSS), lo que podría afectar la seguridad de las aeronaves durante todo el vuelo, desde el sobrevuelo hasta las fases de despegue y aterrizaje.
Este episodio no solo supone una crisis puntual para las aerolíneas, sino un síntoma más de la tensión geopolítica entre Washington y Caracas, y refleja cómo los conflictos internacionales pueden tener repercusiones directas en la conectividad comercial y la seguridad del transporte aéreo internacional.





