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sábado, 22 noviembre,2025

Hoy, Luis Romero Santos

Luis Romero Santos. Abogado. Doctor en Derecho Penal.

“El abogado que no entrena, se rinde antes de entrar en sala”

Hablar de Luis Romero Santos es hablar de uno de esos penalistas que ya no se fabrican: de los que saben que el Derecho no se aprende, sino que se entrena; de los que entienden que la toga pesa más cuando uno se la ha ganado a pulso. Doctor en Derecho Penal, profesor respetado y abogado de los que han pisado más juzgados que alfombras, acumula más de 3.000 casos defendidos con la serenidad del que no improvisa, porque no lo necesita.

Dirige su propio despacho, Luis Romero Abogados, y una escuela jurídica que prepara a los futuros gladiadores del proceso penal. Ha publicado libros, impartido clases dentro y fuera de España y opinado en medios nacionales con una claridad que incomoda a algunos, pero que ilumina siempre.

Penalista, docente, comunicador – con más de 140  mil seguidores en redes- y eterno estudiante, Romero pertenece a esa estirpe cada vez más rara de juristas que dignifican la profesión simplemente ejerciéndola. De esos abogados que, cuando hablan, recuerdan que la Justicia no siempre es justa, pero siempre merece la pena pelearla.

En un tiempo en el que los tribunales se han llenado de jóvenes abogados y abogadas con prisa, con códigos subrayados y post-it de colores, Luis Romero representa justamente lo contrario: la calma del que sabe que el Derecho no se improvisa. Penalista, doctor, profesor, columnista de referencia, escritor, influencer jurídico y orador incansable, ha decidido ahora trasladar toda esa disciplina al terreno del entrenamiento profesional. Y eso, para la abogacía, es un lujo.

Su nueva aventura, Luis Romero Law School, inaugurada con notable éxito en Sevilla el pasado viernes —en la Cámara de Comercio de la icónica calle Sierpes—, pretende convertir la profesión en una práctica de alto rendimiento.

Unos días antes nos recibió en el Círculo de Labradores —ahora que Binter nos permite a los canarios estar un poco más cerca de Sevilla—, donde conversamos sobre experiencia, edadismo, redes sociales y ese músculo invisible que sostiene toda toga: la ética.

Este es el resultado.
Que lo disfruten.

Momento de la entrevista Luis Romero y Juan Inurria

1.- Luis, llevas muchos años en la abogacía. ¿Crees que la experiencia sigue siendo un valor o el mercado jurídico ha caído en el culto a la juventud de los despachos boutique?

La experiencia es fundamental en el ejercicio de la abogacía, práctica que debe ir acompañada de la necesaria actualización y formación continua.

2.- En la profesión se habla de ‘edadismo’, de que ciertos bufetes prefieren caras jóvenes aunque carezcan de canas jurídicas. ¿El edadismo en la abogacía juega a favor o en contra de la profesión?

Los jóvenes de hoy salen muy preparados de la universidad, el master en abogacía y las prácticas, pero serán los años de ejercicio y especialización los que los harán fuertes y capaces de afrontar los casos más complejos.

3.- Has vivido varias reformas procesales, penales y deontológicas. ¿Qué ha mejorado realmente y qué ha empeorado en la justicia española durante las últimas décadas?

En esencia todo sigue igual pero a mi me preocupa que aún haya muchos jueces y funcionarios que traten con faltas de respeto y consideración a los abogados, problema que se solucionaría con una segunda cámara que enfoque al juez y no se emplee el truco de suspender la grabación cuando no conviene recoger las imágenes y el sonido.

4.- Muchos jóvenes abogados llegan a los juzgados con el código en la mano y el miedo en la mirada. ¿Qué consejo les darías para sobrevivir a la primera vista oral sin perder la dignidad?

Asistir a juicios desde la universidad. Da mucha tranquilidad haber asistido a muchas vistas orales antes de celebrar la primera y desde luego, conocer cómo actúa el juez o la sala en la que vamos a ejercer la defensa o la acusación.

5.- ¿Crees que los colegios de abogados están sabiendo adaptarse a los nuevos tiempos —la IA, la justicia digital, la publicidad en redes— o siguen más cerca del XIX que del XXI?

Unos colegios más que otros. Pocos colegios pueden competir con las universidades, escuelas de negocios y otros centros educativos que están adaptándose a las últimas novedades en tiempo real.

6.- Eres conocidpor tu defensa firme en causas mediáticas. ¿Cómo se mantiene la serenidad cuando el juicio paralelo ya te condena en titulares?

Yo no elijo llevar casos mediáticos sino que algunos procesos que he llevado o defiendo actualmente son importantes y los medios se interesan por ellos.

Afortunadamente la mayoría de los jueces no se dejan influenciar por los titulares de los medios.

7.- Hay quien dice que el abogado actual debe ser mitad jurista, mitad influencer. ¿Compartes esa idea o crees que la toga no se lleva bien con el algoritmo?

Más que ser influencer, es importante saber comunicar y estar en contacto con la realidad en vez de estar encerrado en el bufete. Un abogado debe estar en contacto con los estudiantes, la universidad, los centros de posgrado, actos académicos importantes, jornadas, congresos, etc.

Por otra parte, el abogado que sabe hablar bien en público, publica videos en las redes sociales, escribe y es entrevistado en TV tendrá ventajas con respecto a los compañeros que no lo hagan.

8.- En breve lanzarás la academia Luis Romero Law School ¿Qué te llevó a crear este proyecto? ¿Pretendes formar abogados o despertar gladiadores jurídicos?

Ayer viernes tuvo lugar la primera presentación de Luis Romero Law School en el Círculo Mercantil de Sevilla, cuyos cursos comienzan el 5 de diciembre en Sevilla y el 13 de diciembre en Madrid.

Tendrán una duración de 20 horas cada programa y se impartirán durante ocho viernes por la tarde en Sevilla el de “20 Casos penales reales y su estrategia de defensa” y ocho sábados por la mañana en Madrid el curso de “50 Habilidades de la abogacía”

He creado este centro privado de formación para estudiantes y abogados en ejercicio porque mis alumnos de distintas universidades y centros llevaban solicitándomelo desde hace 18 años. Querían seguir con mis clases y debates tras finalizar los cursos.

Aquellos que asistan a mis cursos serán unos abogados “altamente efectivos”, siguiendo el título de mi libro “50 Consejos para abogados altamente efectivos” de Editorial La Ley.

9.- ¿Qué diferencia a un abogado que entrena con Luis Romero Law School de uno que no lo hace? ¿Se puede entrenar la oratoria, la estrategia y la calma frente al juez igual que se entrena un músculo?

Las habilidades de la abogacía se pueden adquirir por la práctica del día a día del ejercicio profesional pero tendrán ventaja aquellos juristas que hayan seguido cursos de formación especializados o hayan leído y estudiado libros que se refieran a esas habilidades.

La oratoria debería entrenarse ya desde el colegio atreviéndose a hablar en público en cualquier oportunidad. Y como decía antes, uno conoce a los jueces asistiendo a muchos juicios.

10.- ¿Veremos a Luis Romero Law School como un laboratorio de talento jurídico o como un gimnasio de resistencia emocional para juristas cansados del sistema?

Más bien como una academia socrática del Derecho porque los alumnos me enseñarán a mi también.

11.- Si pudieras reformar una sola ley, ¿cuál sería y por qué? (Se aceptan respuestas con ironía, indignación o resignación).

La Ley de Enjuiciamiento Criminal, para adaptarla al siglo XXI en instituciones como la prisión provisional de la que se abusa constantemente por algunos jueces, estableciendo el cumplimiento de penas privativas de libertad para ciertos delitos en arresto domiciliario como alternativa a la prisión, como ocurre en muchos países de nuestro entorno.

12.- En los tribunales se libra una batalla silenciosa entre el sentido común y el formalismo. ¿A quién suele dar la razón la Justicia?

El formalismo en el derecho y la justicia es bueno siempre que sea flexible y se respete a todas las partes. Más de una vez observamos como no se respeta el principio de igualdad de partes.

El que da la razón es el juez y el juez es él y sus circunstancias.

13.- Por último, Luis, ¿Qué queda del idealismo con el que uno empieza a ejercer? ¿La abogacía es una vocación, una resistencia o un acto de fe en la razón humana?

Ese idealismo no debemos perderlo nunca. Cada día hemos de salir de nuestra casa como aquel día en que con nuestro traje oscuro y nuestro maletín reluciente nos encaminábamos hacia nuestro primer juicio con toda la seguridad que nos daba nuestra primera intervención ante un tribunal.

14.- Ahh…Luis,  se me olvida esta, has leído mi libro “¿Qué me puede pasar si te llamo gilipollas?”. Dime con sinceridad jurídica —que no siempre coincide con la diplomacia—, ¿qué te ha parecido? ¿Crees que en este país sigue siendo más peligroso opinar que delinquir?

Me quedo muy tranquilo después de leer tu libro, Juan, porque sé que puedo expresar mis opiniones libremente de acuerdo con el artículo 20 de la Constitución pero atendiendo a ciertos límites expuestos en el artículo 18.

Me ha resultado muy útil especialmente el capítulo 7 sobre Internet y las Redes Sociales.

También el capítulo 5 sobre los informadores, pues yo lo soy y me siguen más de 140.000 personas en las redes. Tú aconsejas veracidad y diligencia al escribir, hablar y publicar. Es tan sencillo como esto.

Recomiendo sin reservas “¿Qué me puede pasar si te llamo gilipollas?” De mi compañero y amigo Juan Inurria, que ha escrito esta gran obra.

La abogacía es una vocación que nos debe hacer fuertes estudiando todos los días, aprendiendo de nuestra experiencia y de los demás compañeros, reflexionando al finalizar cada día sobre lo que hemos hecho bien y sobre lo que podemos mejorar.

¡Sapere aude! ¡Atrévete a saber! Nos aconseja Kant

Así concluyó la primera entrevista de este ciclo. Disfruté con Luis. No solo entrevisté a un compañero: conviví unos minutos con un maestro. Con un doctor del Derecho que enseña sin imponerse y que respira la profesión con la misma naturalidad con la que otros respiran rutina. Disfruté de alguien que vive el Derecho con pasión, que lo explica con una didáctica que ya casi no se encuentra y que se dedica a formar a los viveros de futuros juristas: hombres y mujeres que sudarán la toga en los tribunales y que agradecerán haberlo escuchado a tiempo.

Disfruté de esa rara sensación —cada vez más escasa— de que aún quedan abogados grandes, compañeros grandes, gente que dignifica la profesión simplemente siendo coherente con lo que defiende. Yo fui a hacerle una entrevista a un compañero… y terminé haciéndosela a un amigo.

Gracias Luis y te veo pronto por Canarias.

Juan Inurria
Juan Inurria
Abogado. CEO en Grupo Inurria. Funcionario de carrera de la Administración de Justicia en excedencia. Ha desarrollado actividad política y sindical. Asesor y colaborador en diversos medios de comunicación. Asesor de la Federación Mundial de Periodistas de Turismo. Participa en la formación de futuros abogados. Escritor.

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