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La transformación del Estadio de Gran Canaria ya tiene fecha de inicio. Será en 2026 cuando arranquen las obras de “La Nube”, el ambicioso proyecto arquitectónico con el que la isla se vestirá de gala para recibir el Mundial de Fútbol de 2030, torneo que organizarán conjuntamente España, Portugal y Marruecos. Esta remodelación no solo responde a los exigentes criterios técnicos de la FIFA, sino que también pretende dejar un legado sostenible, funcional y emblemático para la ciudadanía.
El proyecto, liderado por el estudio L35 Arquitectos —conocido por su reforma del Santiago Bernabéu— fue seleccionado por concurso público por el Cabildo de Gran Canaria tras obtener una sobresaliente puntuación de 97,71 sobre 100. Su propuesta contempla una reconfiguración integral del actual estadio, que aumentará su capacidad de 32.418 a 44.484 espectadores, cumpliendo con los requerimientos internacionales. Entre los cambios más relevantes destaca la aproximación de las gradas Naciente y Curva al terreno de juego, pasando de una distancia de 40 metros a solo 7, lo que promete una experiencia mucho más envolvente tanto para jugadores como para aficionados.
La característica que da nombre al proyecto es una cubierta translúcida de ETFE y vidrio reciclado, inspirada en una nube flotante sobre el estadio. Esta estructura, además de cubrir todos los asientos, funcionará como superficie de proyección lumínica y audiovisual, convirtiendo al recinto en un referente visual único dentro del panorama futbolístico mundial. Pero el componente estético no es el único atractivo: el diseño incorpora una visión profundamente sostenible, con sistemas de captación de agua atmosférica mediante 137 paneles captabrumas, más de 11.000 metros cuadrados de placas solares, energía mini-eólica, geotermia, y procesos de descontaminación del aire mediante fotocatálisis. Todo ello convierte a “La Nube” en una infraestructura pionera en términos ecológicos.
Además del uso deportivo, el nuevo estadio incluirá zonas comerciales, espacios gastronómicos, un salón de congresos, un museo dedicado a la historia de la UD Las Palmas, y un videomarcador envolvente de 360 grados. La intención del Cabildo es que el recinto no solo funcione durante los partidos, sino que se convierta en un motor de dinamización social y económica para la isla, abierto y activo los 365 días del año.
El presupuesto estimado para la obra asciende a 101,2 millones de euros, con un margen de incremento del 10 % según las condiciones del proyecto definitivo. El proceso de redacción técnica, que costará 5,7 millones, finalizará previsiblemente a finales de este mismo año, dando paso a las primeras intervenciones sobre el terreno en 2026. La culminación de los trabajos está prevista para antes de junio de 2029, dejando al estadio listo para acoger partidos del Mundial sin contratiempos.
Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, ha descrito el proyecto como “nuestro Coliseo del siglo XXI”, una infraestructura que no solo responderá a las exigencias deportivas, sino que también proyectará una imagen de modernidad, innovación y canariedad hacia el exterior. Por su parte, Aridany Romero, consejero de Deportes, ha destacado que el Mundial representa una oportunidad histórica para “mejorar la vida de las mujeres y hombres de esta tierra”, ya que impulsará el empleo, el turismo y el tejido productivo local.
Con la elección de Gran Canaria como una de las once sedes españolas del Mundial, oficializada por la FIFA en diciembre de 2024, la isla se integra de lleno en un evento que será seguido por miles de millones de personas en todo el mundo. La puesta en marcha de “La Nube” no solo simboliza una modernización deportiva, sino también una declaración de intenciones: Gran Canaria aspira a ser referente internacional en arquitectura, sostenibilidad y experiencia futbolística.