La UCO de la Guardia Civil ha demostrado que el fiscal general García Ortiz borró, por la cara, el mismo día de la iniciación de su causa en el Supremo, el contenido de su teléfono móvil. ¿Pero no dijo Sánchez que teníamos que pedirle perdón al jefe de los fiscales? Pues parece que el señor García Ortiz está más cerca del banquillo que de la dimisión. Qué feo, un fiscal general sentado ahí, en el duro banco. Ya veremos qué cara se le queda al felón de La Moncloa si se demuestra judicialmente que fichaba asesores como si fueran ayudantes de cámara de su familia: uno para su hermano, otra para su mujer. Y todos pagados por nosotros. Cuando yo quiero una chacha me la tengo que pagar. Miren, si esto ocurre, un suponer, en Alemania, patrones y chachas y chachos salen del Gobierno y de sus instalaciones como reguiletes. Como se dio el piro el ministro que copió mínimamente un trabajo universitario, sin citar a su autor. Y no, aquí cada uno está en su puesto y todo el mundo chupando del bote. Hasta Conde-Pumpido, del que dicen los periódicos que blanquea las acciones feas de su jefe Sánchez, hasta el punto de que un juez ha enviado a Bruselas la amnistía diciendo que se orquestó para elevar a un señor (el mismo Sánchez) a la presidencia del Gobierno. Lo que pasa es que Europa es un mamut sordo. (Como dice José Carlos Marrero, ese genio, embajador de la marca España con rango de brigada, el mundo tiene una Europa, Europa tiene una España, España tiene un jardín, que son las Islas Canarias. Chimpún). Esto está que arde, pero todos siguen ahí con una caradura insufrible. Hasta trapichean los rectores de la Agencia Tributaria, ese instrumento de los gobiernos –el PP no es inocente–, que la utilizan para perseguir a ciudadanos como Shakira y amparar a otros ciudadanos como Sanchito, el hermanísimo de Sánchez, que disfrutaba de beneficios inconfesables, al parecer tolerados o interpretados a su favor por la pérfida Hacienda. Mi homenaje a María Luisa Gutiérrez, productora de “La infiltrada”, que hizo un discurso perfecto sobre la libertad de expresión y contra el horror de ETA en la gala de los Goya. Esta mujer se merecía el aplauso que recibió y que habla de que el público presente, que sin embargo no abucheó a Sánchez, también está harto de los de la ceja y de toda la parafernalia del cine, que ni mucho menos representa la realidad del país sino a un insufrible mundo woke. Bien por María Luisa Gutiérrez que además ha producido una película que se recordará durante muchos años y que habla de cómo se combatió a ETA desde todos los frentes, incluso gracias a una mujer policía valiente, que se jugó la vida en el intento. En fin, que actualidad hay, y mucha, pero ya saben que en este país llamado España la palabra dimisión no existe en el diccionario: se le olvidó meterla a la RAE en la última revisión del texto.
domingo, 18 mayo,2025