Estaban dos cubanos, en La Habana, dos anticastristas, pintando un mural contra Fidel. Ellos querían que el mensaje fuera “Muera Fidel”, pero ya habían escrito el verbo morir y la primera letra de Fidel, es decir “Muera F…”, cuando acertó a aparecer por allí una patrulla de la policía revolucionaria. Los cubanos, en vez de huir, recurrieron al ingenio. El guardia de mayor rango se dirigió a los pintores, con la consabida frase del cubano cuando pregunta: “¿Qué pasa aquí, caballeros?”. Y el pintor más atrevido de los dos le respondió al agente: “Qué bueno que vinieron, compañeros, porque teníamos una duda: ¿se dice Clinton o Flinton?”. Los guardias aclararon la ortografía, los cubanos siguieron pintando y allí, en el muro, quedó el grafiti definitivo: “Muera Clinton”. Pues a Rubiales le ha ocurrido algo parecido. El maceta del expresidente de la RFEF se esforzaba en explicar al juez la diferencia entre un besito y un piquito, para él consentido; y el piquito, o el besito, dependiendo de la cámara que lo haya registrado, no le ha salido demasiado caro al hortera, teniendo en cuenta que la fiscal pedía dos años y medio, uno por el pico o beso y otro y medio por supuestas coacciones. El juez de la Audiencia Nacional, y yo creo que ha hecho muy bien, ha tirado por la calle de en medio, demostrando que la justicia es sabia: 18 meses de multa, a razón de 20 euros diarios (lo que hace un total de 10.800 euros), no acercarse a menos de 200 metros de la tal Jeni Hermoso y mantener ese alejamiento un añito. También ha decidido que no hubo coacciones y absuelve a otros tres miembros de la Federación. La sentencia es recurrible, pero yo de Rubiales y de la fiscal la dejaría estar. Tanto ruido mediático se resuelve con 10.800 euros y listo. Rubiales nos demandó a Javier Clemente y a mí por una entrevista en el Diario de Avisos, publicada hace un par de años. Le ganamos el pleito (Inurria fue mi abogado) y lo condenaron en costas. La demanda era un puro disparate. Todavía está pagando las costas, poco a poco, porque parece que anda escaso de fondos. Por los cojones anda escaso de fondos Rubiales. Rubiales es un caradura de libro, de manual, pero el pico fue, según la sentencia, una agresión, y según mucha gente, una gilipollada. ¿Piquito o besito? Qué más da. Fue de muy mal gusto, poco elegante, nada ético, confianzudo. Como dijo Felipe González una vez, “gato blanco, gato negro, ¿qué importa, si caza ratones?”. Otro que anda denunciado ahora, por sobón, es Monedero. La izquierda manoseante, tipo Monedero, tipo Errejón, es muy babosa y cuando vota las leyes no se da cuenta de que todo el mundo tiene un muerto en el armario. Es esa izquierdona que se cree impune y, claro, cuando empiezan a llegar las denuncias es cuando se le erizan los pelos y vuelve la memoria. Como decía Antonio Ozores, cuando un viejo le metía mano a una novieta suya en una película de los sesenta, “las manos quietas, venerable anciano”.
sábado, 19 julio,2025
