La declaración institucional de Sánchez resultó ser una filfa, como había advertido yo. Fue un canto a esa Ribera que se va a Europa y que tendrá que regresar a España cuando la procesen por lo de Valencia, la imputen o la investiguen, que los tres términos son válidos, por eso de la costumbre judicial. Sánchez, sin preguntas, hizo madrugar a los periodistas, algunos de ellos muy afines, para tomarles el pelo, y se dedicó a ensalzar a sus ministras y a hacer un canto a la nueva, Aagansen, la pija que estudió en los mismos colegios privados que quiere cargarse el Gobierno. Sánchez se vacila del país cada vez que quiere y acabará no siendo seguido por la prensa normal porque tiene una cara que se la pisa y porque está conduciendo a España al desastre, con la colaboración incluso de una Europa, la de su amiga Von der Leyen, que va proa al marisco, conduciendo al continente al caos. Europa no tiene poder alguno en el concierto mundial y menos con la llegada de Trump a la escena. Ahora hay tres potencias: USA, Rusia y China y, si me apuran, la del gordo de Corea del Norte, al que han dejado crecer, por conveniencia, las otras tres. Europa, la vieja Europa, es una caricatura de la Europa fuerte que quisieron Köhl, Merkel y otros dirigentes dignos como Tony Blair o el propio Aznar. Se acabó, de aquello no queda nada. Ahora está en manos de amas de casa y de tipos como Pedro Sánchez, el dictadorzuelo de aldea que ha logrado meter el madurismo en el continente y que está ayudando a la dictadura venezolana importando de allí, para España, miles de toneladas de crudo; como nunca. Sánchez es una desgracia nacional, aunque no hay mal que mil años dure ni cuerpo que lo resista. El pueblo español es tonto, por lo general, pero también sabe rebelarse. Y tiene la oportunidad de echarlo, en las urnas, cuando toque. El matrimonio que gobierna en España, en colaboración con compinches que ganan mucho dinero, encontrará su propio destino y algunos van a ir al talego. Si España no tuviera un poder judicial preparado e independiente (excluyo al colonizado Tribunal Constitucional) sería ya Venezuela, o Nicaragua, en plena Europa. Yo no espero gran cosa del timorato PP, que no tiene tampoco la conciencia tranquila y que es miedoso, que sufre del pánico de Rajoy. Sólo fue agresivo para tupirnos a impuestos, gracias a la actuación del fiscalmente diabólico Montoro, cuyas mañas han heredado estos ahora, como heredaron la seguridad social de Franco y sus sindicatos, que costea el Estado no sus afiliados, como en tiempos del caudillo. Hemos tenido mala suerte los españoles, porque no encontramos el líder social moderado, el gobernante honesto y el Gobierno competente que nos conduzcan. Sólo hay lo que hay: un Ejecutivo que ha permitido la corrupción, que no sabe lidiar con las catástrofes y que le grita a los vecinos atontados que el Ejército no limpia los garajes particulares de Valencia; ah, y que increpa al rey. ¿Estoy acaso diciendo alguna mentira, señoras y señores? Pues agárrense, que vienen curvas. E insisto: el congreso socialista de los próximos días será un paseo militar para Sánchez. No habrá quien le tosa porque las acusaciones contra él, contra su mujer, contra su hermano y contra sus íntimos del partido y el Gobierno son cosas de la fachosfera. Y Europa sigue en manos de amas de casa, como Von der Leyen, que no saben gobernarla. Repito, tenemos mala suerte. Yo, como pataleta, he borrado de mi televisor la sintonía de TVE, aunque me cueste no ver los partidos de la Selección Española.
sábado, 17 mayo,2025