Especialista en distancias cortas

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Ayúdame y te habré ayudado. Esta frase forma parte del estribillo de una gran canción del grupo Los Secretos que se llama “Pero a tu lado”. La solidaridad no sólo es una idea sino también una pragmática. Sólo tienes que ver a un recién nacido que necesita el apoyo de otras personas por naturaleza. Sin embargo, en la actualidad, las distancias cortas se están evaporando por el efecto del teléfono móvil. Mentalmente, la sensación que tienes es la siguiente: te siento, a pesar de la distancia. En muchas ocasiones, ni te enteras de lo que pasa por el efecto subliminal y sugestivo de algunas comunicaciones.

En el mes de julio suelen irrumpir las carreras universitarias. Tras un gran esfuerzo, dependiendo de una nota de corte, el alumno aventajado podrá matricularse en un estudio en concreto. Nuestro sistema educativo se encuentra orientado al mercado de trabajo. Tal vez, la gran novedad de ahora es que puedas aprender lo que se denominada doble grado en el plano universitario, aunque cada día gana más peso la formación profesional.

Ahora bien, la profesión con mayor porvenir no está recogida en ningún plan de estudios. Me refiero aquí a la que será la actividad mejor remunerada en los próximos años: especialista en distancias cortas. Efectivamente, nada que ver con la tecnología ni con la informática. Después de todo, la ley de la oferta y de la demanda se rigen por la necesidad. La técnica y los avances tienen un carácter meramente instrumental, pero no son un fin en sí mismo. Existe una tendencia muy acusada de solapar los objetivos con los medios. Esta situación nos ha convertido en titulados en algo, pero fundamentalmente en expertos de la torpeza social. Por ejemplo, cuando entramos en el tranvía o en un bar no somos capaces ni de decir buenos días. Estamos empurrados con el móvil y esto provoca que no podamos ver cómo es la cara de otra persona.

Con anterioridad, al principio de esta crónica, evocaba el momento de nacimiento de una persona. No creo que la vida se puede reducir a un único momento de fraternidad. La realidad siempre supera la imaginación. Muy probablemente la interacción con el móvil sea un pasaje efímero del día a día. Pero el influjo del móvil es casi superior al que hace la Luna sobre la Tierra.  Aunque las personas no necesitamos de un móvil realmente sino de otras personas. En definitiva, ¿cómo nos tenemos que relacionar con el resto de las personas? Cuando Cristóbal Colón descubrió América daba la impresión de que todo estaba por hacer. En cambio, en la era del teléfono móvil, el mundo se ha minimizado. Nadie quiere explorar el mundo. Irse de viaje a un sitio para sacarse un mogollón de fotos es lo mismo que aquietarse en un sitio con cola de carpintero o pegamento Imedio.

Sería una osadía enumerar el contenido de la ocupación de especialista en distancias cortas. Honestamente, no creo que esta actividad deba ser uniforme, sino que depende del coraje y de la iniciativa de cada persona. Así que me limitaré, como si fuera un plan de estudios, a enumerar algunas preguntas. ¿Qué hago cuando entro en un lugar lleno de personas desconocidas? ¿Es la meteorología el tema de conversación preferido de los humanos? ¿Cuál es la prenda más adecuada para vestir? ¿Los enfrentamientos entre individuos son artificiales? ¿Es lo mismo ser ambicioso que pretencioso? ¿Un gran conversador en un gran despistador? Y muchas más cuestiones que tienes interiorizadas y que se encuentran a la espera de encender el botón de encendido que llevas dentro de ti. Lo bueno es que no hace falta batería.