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sábado, julio 6, 2024

Entre lo erótico y lo jurídico: el régimen de separación de bienes

Lo erótico y lo jurídico no interactúan de la misma manera a lo largo de España. Antes de proyectar una película del género road movie (película de carretera o de viaje), con la que podrías atravesar toda España, hay que hacer una primera escala en el ámbito de los sentidos y de las emociones. Esta parada es la primera meta volante. Y siempre será la más importante ya que nos hace humanos. No es una escala de mera cortesía. Cada persona debe ser capaz de calibrar por sí sola todos sus sentidos. También, forma parte de esta etapa la toma de decisiones. La vida son decisiones. Nada que ver con los antiguos rombos que colocaba TVE en la pantalla de tu televisor.

Pues bien, la genuina sensualidad es por naturaleza algo inexplicable. Efectivamente, puedes sentir e intuir el amor de tu vida a pesar de la distancia. Y cuando cesa esa distancia y llega el turno del sentido del tacto, los momentos próximos suelen ser más bien un deseo que una realidad. Sin embargo, en alguna ocasión el optimismo se convierte en algo tangible, es decir, en algo que puedes tocar. Incluso en el gran amor el sentido del oído es capaz de convertir las palabras en tangibles. Lo tangible, es decir, lo que puedes tocar, sería en principio solo competencia del sentido del tacto. Pero en un gran amor se fusionan el sentido del tacto y el sentido del oído. Las palabras dejan de ser meros significantes y se convierten en genuinos significados. Unos incipientes acordes se convierten en una melodía.

Una vez alcanzada la primera meta, los siguientes hitos se diluyen ya que realmente poco importan desde el punto de vista de las emociones. Nadie sabe lo que pasará. Realmente lo que subyace es compartir ese momento de incertidumbre y aferrarse a las cosas buenas que están por venir. Y justo aquí es cuando lo erótico y lo jurídico empiezan a interactuar, solaparse o mutar. Incluso, aunque pudiéramos pensar en una situación meramente de hecho, siempre habrá connotaciones jurídicas. Buena prueba de ello es la normativa que regula las parejas de hecho.

En España, en la vertiente de lo jurídico, coexisten diferentes derechos civiles. Tenemos el Derecho Civil común, representado por el Código Civil y la legislación general. Y al mismo tiempo coexiste la legislación foral, que se desarrolla por algunas comunidades autónomas con competencia en la materia civil. Teniendo en cuenta lo anterior, no es lo mismo casarse en Canarias que en Cataluña, desde el punto de vista jurídico. En Canarias al igual que en Madrid rige el Derecho Civil común y el matrimonio se regirá por el régimen de sociedad de gananciales, siempre que no se haya optado por otro régimen como podría ser el de separación de bienes. La mayor parte de las personas que se casan en territorio común están bajo el paraguas de la sociedad de gananciales. Y ello supone que los bienes adquiridos después del matrimonio son susceptibles de cubrir las responsabilidades que cualquier cónyuge genere por irrogar daños y perjuicios a terceros. En cambio, en el régimen de separación de bienes los cónyuges no se exponen de esa manera. Es decir, las responsabilidades en el régimen de separación de bienes no se proyectan hacia el otro cónyuge. Cada cónyuge es responsable de sus actos. Para llegar a esa catarsis liberadora, el régimen de separación de bienes tiene que estar inscrito en el Registro Civil.

En la frontera donde interactúan lo erótico y lo jurídico, podríamos traer a colación a Aristóteles, quien nos decía que en el centro se encuentra la virtud. Pero no creo que sea un centro estático sino dinámico e inquieto. O al menos ese centro debería ser como un compás de amplia circunferencia. En definitiva, cuando interactúa lo erótico con lo jurídico, el centro no está equidistante sino más bien se desplaza hacia a la izquierda a la altura del corazón. En Canarias, aunque parezca obvio decirlo, nunca verás un puerto marítimo en el centro sino hacia el nordeste donde soplan los vientos alisios. Las cosas importantes nunca están exactamente en el centro.

Jaime Díaz Fraga
Jaime Díaz Fraga
Abogado. Colaborador en distintos medios de comunicación.

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