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miércoles, 25 junio,2025

Emotiva despedida de Ancelotti y de Modric en el Bernabéu

Del partido apenas hablaremos. Sólo que el Real Madrid ganó (2-0) a la Real Sociedad, que le hizo el pasillo a Modric cuando fue sustituido, casi al final del partido, en un gesto que honra al equipo vasco. Los dos goles del Real Madrid los marcó Mbappé, que muy probablemente será Bota de Oro, con 31 goles en la Liga, si Salah no consigue cuatro mañana, cosa harto complicada para el egipcio.

El final del encuentro, con un estadio Bernabéu lleno –casi 75.000 espectadores–, se convirtió en un homenaje, con manteo incluido, a Modric y a Ancelotti, dos leyendas en el Real Madrid que se van. Modric todavía jugará con su equipo el Mundial de Clubes, a punto de cumplir 40 años, y con su esposa y sus tres hijos, todavía más madridistas que Modric, sobre el césped del estadio Santiago Bernabéu, apoyándole.

Hasta yo me emocioné al ver tanto cariño. Este hombre ha marcado una época en el Real Madrid, club en el que fichó con 27 años. Trece temporadas sin parar de dar triunfos al equipo de Florentino Pérez, que tampoco podía contener las lágrimas en el palco. Ni siquiera el ministro Bolaños, que es gafe como su jefe, pudo evitar las emociones del Bernabéu y de toda España y del mundo, millones de espectadores que siguieron la ceremonia final. Repito que la Real demostró su señorío con el pasillo al jugador croata, junto a sus propios compañeros de blanco.

Se retiraba todo el mundo, algunos para bien, como el árbitro Melero, que pitaba su último partido en Primera División. Con él no ha tenido demasiada suerte el Real Madrid. Uno menos; que se vaya a su casa, aunque me temo que lo dejarán en el VAR un rato.

El partido tuvo fases interesantes. La Real se echó atrás y, sobre todo, su portero suplente, Marrero, se empeñó en arruinarle la tarde a Mbappé. Casi lo consigue, porque el meta de la Real es muy bueno. Al final el francés le metió dos goles y si Salah mañana no marca cuatro goles, cosa que no sería muy normal, pues Mbappé recogerá este año su Bota de Oro, en su primera temporada jugando en el Real Madrid. Este trofeo calla muchas bocas, incluso la mía.

Todo el mundo lloraba ayer en el Bernabéu. Lloraba Ancelotti, lloraba Florentino, lloraba Modric, lloraban sus hijos y su mujer y lloraba el propio jugador, uno de los mejores centrocampistas de la historia. Su abrazo con Toni Kroos ponía fin a una época del fútbol mundial. Kroos se supo ir a tiempo y Modric quiere seguir jugando para llegar a Mundial. Será probablemente en Croacia, jamás se enfrentaría al Real Madrid.

En fin, final de una Liga aciaga, en la que el Madrid, fuera de su costumbre, ha perdido catorce partidos, ha quedado segundo, puede que a un solo punto del Barça, o puede que a cuatro, y se prepara para el Mundial de Clubes, en el que no estará el Barcelona pero sí el Atlético de Madrid. El Madrid, ahora de Xabi Alonso, luchará como siempre por ganarlo. Que así sea.

A. Hernández-Romero
A. Hernández-Romero
Bajo el seudónimo de A. Hernández-Romero escribe un colectivo de periodistas deportivos que colabora con este periódico.

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