Existe una técnica que no falla, que es la del chanchullo infinito. Esta táctica gubernamental se aprovecha de la lentitud de la justicia para instruir los procedimientos en España, del sistema judicial garantista de este país y de la falta de medios tradicional –a nadie le interesa arreglar esto–. Fíjense que hasta el Gobierno actual pretende colar a 1.000 jueces sin oposición, que entrarían por la puerta falsa del nombramiento directo, para que la justicia que se imparta sea parcial, ya que ellos se encargarán de que esos 1.000 jueces sean proclives a quienes los nombran, que en definitiva será Sánchez, nuestro particular dictadorzuelo de aldea. Así se va creando otra red clientelar del PSOE, como ya la tiene tejida en una parte de la prensa, en el Tribunal Constitucional, en el Banco de España y en las principales instituciones del país, que deberían ser independientes, como la propia Fiscalía General del Estado, hoy instrumento implacable del Gobierno de Sánchez para combatir lo que le molesta. No digamos nada del tribunal de garantías constitucionales del Estado, el Tribunal Constitucional, convertido en una vergüenza europea. La teoría del chanchullo infinito consiste también en negar evidencias, una tras otra, en la propagación de bulos, en usar sin pudor los poderes del Estado para intentar derrotar a peligrosos rivales políticos, como es Isabel Díaz Ayuso, utilizando, igualmente sin pudor, la Agencia Tributaria y otros instrumentos coercitivos en manos del Gobierno. Y mientras todo se sustancia –que se sustanciará cuando ellos ya no estén— se intenta torpedearlo todo, hasta la millonaria e influyente Telefónica, cuyo máximo responsable fue sustituido por decreto, llamado a La Moncloa un domingo y humillado ante funcionarios de segundo orden, para colocar en su lugar a un amigo de Sánchez, aunque al cesado hayan tenido que entregarle una cantidad que ronda los 35 millones de pesetas. Existe también una danza de millones que nos está convirtiendo en un país caribeño, de esos que, como en Venezuela, el dinero del petróleo se lo reparten entre todos. Aquí no hay petróleo, pero sí impuestos. La única diferencia, y sí es muy importante, es que allí, en el Caribe, se encuentran también uniformes (gorras grandes los llaman) entre los beneficiarios y aquí no. En eso salimos ganando porque si hay algo honesto en nuestro país son las Fuerzas Armadas. En fin, el truco está también en cansar a la población con desmentidos y bulos, pero la población no es tonta, aunque ellos crean que sí. Las primeras encuestas del año anuncian el comienzo del descalabro del PSOE y el aumento de los votos del país hacia la derecha, que no digo yo que sea la panacea universal, pero al menos se trata de una fuerza que irrumpe y que, en principio, quiere cambiar las cosas. De aquí al verano, pongamos por caso, van a dar un vuelco los acontecimientos porque a Sánchez le quedan cada vez menos cosas que vender y además ha tenido la osadía de enfrentarse a un poder que en España no está corrupto, la justicia. Son los jueces los que van a salvar a España de esta pandilla de facinerosos que está a punto de acabar con ella. Sólo nos queda sentarnos en la puerta de nuestra casa y esperar a que pasen ellos, cabizbajos y con un pijama de preso por toda vestimenta. El día llegará. Será antes de que reviente el Teide.
sábado, 17 mayo,2025