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sábado, 19 julio,2025

El Tenerife no le mete un gol ni al arco iris

El equipo arrastra los mismos defectos desde el comienzo de la Liga y pierde (0-3) con el Levante

Hay una máxima en el fútbol, inexorable. No voy a citar a Bujadin Boscov con aquello de que “fútbol es fútbol”. Una chorrada. Esta es más chorrada: “Si no se tira a gol, no hay goles”. Y el Tenerife está engatillado desde que Franco (ya que estamos en su año) era corneta de la Legión. O sea, que con esa actitud y con menos fuerza que el pedo de un pajarito no puede ganar sus partidos, porque no tira a gol. Y sin tiros no hay goles y sin goles no hay puntos y sin puntos uno desciende.

Y por eso el Tete va proa al marisco y, encima, va Luismi Cruz y le pega una patada a un contrario que casi le rompe la pierna y lo expulsan por juego violento, con absoluta justicia. Aquí se acabó la historia del partido. Con diez y sin tirar a gol, muy mal asunto.

El Levante se esforzó poco, a la defensa del Tete la volvió loca el comandante Morales que una vez, él solito, le ganó un partido al Real Madrid en el Bernabéu, en los tiempos de Maricastaña, y el Levante demostró que puede ascender y el Tete que puede descender.

El fútbol es, en su mayor parte, lógica, pero es tan bonito que a veces abandona la lógica y se mete de lleno en lo esotérico, que es cuando mola. Es esotérico que alguien le gane al Madrid, es esotérico que el Barça le meta cuatro al Real en el Bernabéu, es esotérico que el Tenerife mantenga la categoría. Ocurre, pero es esotérico.

Ayer triunfó la lógica. Y se cumplió, perdón por la inmodestia, lo que yo dije hace tiempo: con este equipo no es suficiente para lograr la permanencia. Y no era una cuestión de entrenador, sino de equipo. Aunque yo me ilusioné con el partido de Copa ante el Osasuna. Perdieron como siempre, pero jugaron como nunca. Falsa alarma: la vida sigue igual.

Todos los goles los encajó en Tenerife por flojetud de sus hombres, muy cansados. El portero rival, el veterano Andrés Fernández, no tuvo que intervenir sino una vez, en la segunda parte, y el guardavallas del Tete, Badía, se columpió en el gol olímpico del Levante. Córner y directito a la red el balón. Como decía el inolvidable Daroca, abogado que fue de esta plaza,  tuf, tuf, rozandito el poste. No hay nada que hacer, nuestro destino está en la Primera RFEF, de la que no se sale nunca.

Y esto es lo que se me ocurre contarles. Ni Teto apareció y eso que tuvo 45 minutos para poder decir un servidor otra vez que me gusta más que Pedri sobre el terreno de juego. Pues ahora, ninguno de los dos, porque Teto no vio un balón. Salió cansado. Debe ser que abusó de las empanadillas en estas fiestas.

Me da, señoras y señores, que esto no lo arregla ni Álvaro Cervera y si no lo arregla él, no lo arregla nadie. Así que, tuf, tuf, a Primera Federación.

A. Hernández-Romero
A. Hernández-Romero
Bajo el seudónimo de A. Hernández-Romero escribe un colectivo de periodistas deportivos que colabora con este periódico.

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