El sexto mandamiento

El PSOE, que está ahora muy papal, lloroso y piadoso con lo de Francisco, falla con los Mandamientos. Será por falta de costumbre. En la Asamblea de Madrid, una del PSOE, una tal Espinar, que creo que lo de pertenecer a la izqierdona le viene de familia, se refirió al sexto mandamiento para recordar a los del PP aquello de “no robarás”. Y el diputado interlocutor del PP, cuyo nombre lamento no recordar, le dirigió una admonición a la señora Espinar, recordándole que el sexto mandamiento se refiere a “no cometer actos impuros”. Y añadió el orador: “Tampoco trabajan muy bien ustedes ese asunto”, me imagino que refiriéndose al aquelarre de Ábalos en el Parador de Teruel, convertido por una noche en una casa de putas gigante. La tal Espinar se quedó de una pieza por su lapsus religioso y el del PP se relamía de gusto por haberla cogido en un renuncio. El PSOE está ahora muy en papa Francisco, paz descanse. A Óscar López, el de los Paradores, se le ha puesto cara de sochantre y a Bolaños rostro de sacristán de parroquia de barrio, mientras que el loro gallego se queda en monja ursulina, pero con expresión de monja tornera. Ábalos parece un cardenal trabucaire y Koldo un obispo ortodoxo de la Iglesia Oriental, aunque como pase el cepillo la Iglesia Oriental se queda sin un euro en la sacristía, se esfuma por el camino la recaudación. Hay que ver que todos estos tíos siguen en el PSOE, porque el partido ya da por buena la mamanza y no es como antes, que había mamandurria pero al menos se tomaban medidas. Con el partido en manos de Santos Cerdán, que presuntamente ha participado en el festín, imagínense ustedes. Por eso entiendo que Sánchez, el galgo de Paiporta, que ese nombre no hay quien se lo quite ya, no aparezca. Porque entre su mujer y su tropa lo han dejado sin habla, mudito. Pues nada, el sexto mandamiento habla de la follandusca y no de la mamazón, pero ellos lo confunden todo porque son católicos muy recientes, católicos de Francisco, católicos peronistas, católicos descamisados, católicos de conveniencia. Es la nueva legión de una Iglesia más perdida que el barco del arroz