En Europa, hablando en metáfora, hay que matar en el fútbol. No vale dejar al enemigo herido, porque la competición europea de fútbol es una guerra de golpes de mano. De emboscadas. De ver quién es más alto, más fuerte, más poderoso. Y el Real Madrid es maestro en el arte de la guerra europea.
No siempre gana, pero tiene 15 Copas de Europa, algo que ningún equipo ha logrado jamás. Y Mbappé, que ya no es un prodigio, aunque a lo mejor vuelve a serlo, logró encarrilar el partido en el minuto diez con un golazo. Luego perdió otro y mucho más tarde Rüdiger mandó al limbo uno más claro todavía que las otras dos oportunidades indicadas, a pase de Bellingham. Es decir, que el Madrid pudo meter seis, pero sólo metió tres.
A los 35 minutos del partido, Mbappé se sentó en el suelo. Una sobrecarga muscular. Se tuvo que marchar y Ancelotti sacó a un Rodrigo que no mete mucho el pie. Está tocado y juega con miedo.
Ancelotti asumió riesgos colocando a Tchouameni, que no es central, en ese puesto, en vez de Asencio. Y por Tchouameni marcó el Atalanta, al cometer un penalti estúpido por la manía de algunos jugadores de no parar al rival de frente, sino por detrás. Tchouameni, definitivamente, no creo que sea un jugador para el Real Madrid. Empate en el último minuto de la primera parte.
El Atalanta va primero de la Serie A, pero la Serie A ya no es como antes, desde que enfermaron gravemente el Inter y el Milan. En la Liga española, el Atalanta sería como el Girona, o algo así. No obstante, se han venido arriba, en Bérgamo aclaman al equipo y son rápidos y algunos jugadores no están nada mal. Pero las individualidades del Real Madrid son muy buenas.
Y eso que el Real Madrid empezó el partido jugando primorosamente al fútbol. Luego le dio el balón al contrario y todas las segundas jugadas fueron para los locales. El Madrid hizo un partido muy sacrificado y algunos jugadores se vaciaron –Bellingham, Ceballos, Brahim, Lucas—, mientras que otros no estaban en plenitud de facultades –Vinicius, Rodrigo–. Salieron adelante. El segundo gol del Atalanta lo pudo parar Courtois, que hizo varias paradas de mérito, pero no es aquel de hace dos temporadas. Mejorará.
El Real se aprovechó de un fallo de la defensa del Atalanta y el más listo de la clase, Vinicius, robó un balón, se fue a un lado, esprintó, tiró y marcó cuando nadie lo veía. 1-2 y el Madrid volvió a demostrar que es el Madrid.
Y el tercero llegó porque Bellingham es un fuera de serie. Lleva seis goles en seis partidos y ha tirado a gol seis veces. Ayer se cansó mucho, porque no paró de correr durante los 85 minutos que jugó. Su tiro con la izquierda fue imposible para el portero italiano. El Real Madrid, casi sin querer, se ponía 1-3 hasta que Lookman, muy peligroso para Lucas Vázquez solo, burló la entrada de éste y tiró al palo derecho de Courtois, que reaccionó tarde y no pudo detener el disparo, no tan peligroso, del delantero del Atalanta.
El Real Madrid se dedicó a contener al rival e hizo bien, porque el Real Madrid cuando se pone a parar a los contrarios, jugando al toque, sabe hacerlo. Entraron Modric, Asencio y Arda Turan, para sustituir a los más agotados. Lucas Vázquez pasó a ser delantero, Tchouameni al centro del campo y se formó una pelotera en el Real Madrid, sin pies ni cabeza, pero al final triunfo agónico del equipo de Ancelotti. Agónico y necesario, porque para la UEFA con 9 está clasificado, pero quedan dos partidos ante equipos fáciles en teoría y con 10 puntos está matemáticamente clasificado para los dieciseisavos. Le falta uno. Puede lograr 15. Para octavos directos creo que no llega el Madrid, aunque gane los dos partidos restantes. Si no llega serían cuatro (eliminatoria a doble encuentro) para entrar en octavos, donde estará el Barcelona con casi toda seguridad.