Se tenían miedo los dos equipos y el primer tiempo del Arsenal-Real Madrid fue muy táctico, con dos paradas seguidas de Courtois que decidieron el resultado del periodo inicial, aunque Mbappé también tuvo otras dos oportunidades.
El equipo de Arteta sólo es un conjunto ordenado, sin demasiadas individualidades, sino que confía siempre en su juego de equipo. Le dio resultado y al Madrid, en la primera parte, le costaba mucho avanzar con éxito para romper la defensa y la media, muy juntas, de sus rivales.
Ancelotti pedía a sus jugadores que también se juntaran, lo hacía continuamente porque, además, Camavinga cortaba bien pero entregaba mal, hasta que se entonó e incluso se atrevió a hacer lo que no sabe: tirar a gol. En la segunda mitad no dio una.
La orquesta del Arsenal la dirige el ex madridista Odegard, convertido en estrellita rutilante. Conduce todos los balones y organiza el juego de su equipo, que basa su estrategia ofensiva en individuos altos que rematan bien de cabeza. Pero, claro, el Madrid también es bueno por alto y los defensas estaban cumpliendo, incluso con dos laterales raros, por ocasionales, Valverde y Alaba.
Si tengo que hacer un resumen de la primera parte repetiré que el encuentro fue enormemente táctico en ese periodo, con dos equipos que estaban evitando a toda costa que el rival les marcara. Mucho respeto mutuo y pocas jugadas contundentes del Real Madrid que no se lo acababa de creer.
Mbappé estuvo a punto de marcar, ante Raya, en el único ataque con verdadero peligro del Real, pero el portero español le adivinó el disparo al delantero francés, que fue el mejor del Madrid en los primeros cuarenta y cinco minutos. También estuvo a punto de marcar el Arsenal dos veces, en dos centros que no remató nadie, uno de ellos desviado por Courtois. Y no mucha más historia tuvo la primera mitad. Todo hacía suponer que quien le perdiera el respeto al rival iba a ganar el partido. Quedaban 45 minutos apasionantes, en los que el Madrid tenía que acelerar en sus ataques para sacar algo positivo. Tras haber sufrido –aunque no mucho—en varios momentos del primer periodo las ocasiones de gol de los del Arsenal. Pero en esos 45 minutos fue incapaz de desbordar a los defensas ingleses. El Madrid tiene que aprovechar mejor sus temibles contras. En la segunda parte llegó la debacle.
En la segunda parte, el Arsenal bailó literalmente al Madrid. Hubo hasta “olés” toreros en el público. Vinicius y Rodrygo habían desaparecido del campo y el Madrid hizo lo que jamás debió hacer: Alaba y Camavinga, que siempre llega tarde –fue expulsado por doble amarilla—, cometieron dos faltas innecesarias cerca del área y Rice no perdonó. Precisamente era lo que se trataba de evitar, dado el acierto de los ingleses a balón parado. Metió las dos. Después Courtois, el mejor de su equipo, rechazó tres tiros de gol al Arsenal, pero seguidos, en tres actuaciones extraordinarias, una de ellas en colaboración con Alaba. Pero no pudo detener el enorme disparo de Mikel Merino, un jugadorazo reconvertido en delantero, que a la media vuelta y a bote pronto perforó por tercera vez la puerta de Courtois. Fuera del área.
El Arsenal humilló al Real Madrid, cuya delantera no tiene ya sino a Mbappé, porque los brasileños han desaparecido del mapa. El Real Madrid da la sensación de ser un equipo agotado, sin ideas, sin extremos y con demasiados experimentos. ¿Por qué Ancelotti se empeña en poner a Valverde de lateral, perdiendo su fuerza en el centro del campo? Alaba no está para jugar, porque no tiene confianza tras su lesión. Y los brasileños se han echado a dormir, tienen una pájara insufrible. Además, Ancelotti no debería llevar a cabo sus experimentos defensivos ante todo un Arsenal.
3-0 es un resultado completamente insuperable con un Arsenal que juega como juega: ordenado, cerrado, tranquilo, con jugadores que vienen de vuelta –Thomas, Odegard, el propio Rice–, pero que juntos forman un equipo difícil de batir. El Madrid cayó esta noche en todas las trampas que le tendieron los ingleses.
¿Se cierra una época? Siempre lo decimos, cuando pierde el Real, pero la derrota ante el Valencia fue un paso para tirar la Liga a la basura y hoy el Arsenal humilló a Ancelotti y a su equipo y le ha hecho tirar la Champions a la papelera. Porque este resultado es insuperable, con el Bernabéu de por medio incluso, tal y como está el Madrid, que no juega a nada. Solo juega a perder.