El Real Madrid sólo jugó mal 15 minutos, los quince primeros, luego cogió la pelota y no la soltó. Dos golazos de Rodrygo, que para mí fue el mejor en la primera parte; otros dos, de bella factura, de Vinicius, el mejor de la segunda; un regalo que le hizo el portero del equipo austriaco, el Salzburgo, a Mbappé; y una historia terminada. Tres puntos para la buchaca.
Por cierto, hemos dicho quiénes fueron los protagonistas de los dos tiempos, pero el mejor del partido fue, para mí, Bellingham. Vinicius fue el mejor para la UEFA, pero yo creo que trofeo se lo merecía el inglés. Y Vini se despertó en el segundo tiempo, en el primero estaba dormido, aunque le sacaron una absurda tarjeta amarilla, merecida, por intentar simular un penalti. Una acción estúpida, de las suyas. No jugará el último partido de la liguilla europea, ni tampoco, por otras razones, podrá salir el domingo contra el Valladolid.
El Real Madrid saltó al campo con pájara, aunque el Salzburgo no era un equipo peligroso, pero corría mucho y no dejaba que la pelota estuviera en poder de los blancos. Hasta que Mòdric y Ceballos empezaron a funcionar en el centro del campo y las cosas se estabilizaron.
Yo creo que Ancelotti debería tener en cuenta el hecho de que Mendy se ha olvidado de jugar al fútbol y también que colocar a Valverde de lateral priva al equipo de solidez en el centro del campo. Las cosas volvieron a la normalidad al final, cuando Asencio pasó a ser lateral derecho y Alaba, al que se le ve bien, recuperado, sustituyó a Rüdiger. Arda Güler salió por Ceballos, muy bien el andaluz todo el partido, y el joven turco dio otra lección de clase.
No tuvo más historia el encuentro, el Real Madrid continúa su racha de triunfos y de goleadas –Celta, Las Palmas, Salzburgo— y Ancelotti está, visiblemente incluso, mucho más tranquilo. El fin de semana descansará porque a Valladolid desde Madrid se va en guagua o en tren rápido y la plantilla jugará más relajada. El Valladolid es el último de la Liga, aunque a los de blanco se les dan mal los equipos malos.
El partido iba tan bien que el entrenador del Real Madrid dio entrada a Jacobo Ramón, el joven central del Castilla, que cumplió muy dignamente. Yo, de Florentino, lo que ficharía es un lateral derecho, para alternar con Carvajal cuando se recupere, porque lateral izquierdo tiene a Fran García, que es mejor que Mendy como de aquí a Roma. Mendy tiene carné de suplente. Pero, bueno, Florentino sabrá.
A última hora marcó el Salzburgo, Courtois pudo hacer algo más para detener la pelota, que entró por el centro de la portería, pero fue un premio al esfuerzo de los jóvenes jugadores del equipo austriaco, todos ellos perfectos desconocidos.
El Madrid deberá ganar al Brest francés para asegurarse terminar en la segunda zona de la tabla y no padecer sustos innecesarios. Depende de algunos resultados, pero es casi imposible que esté entre los ocho primeros, como sí figurará el Barcelona que en la Liga va de culo pero en la Champions se ha repuesto.
En fin, el público se divirtió, marcaron los tres de arriba, dos por partida doble, y estuvo a punto también de marcar Brahim a última hora, que tuvo minutos en el segundo tiempo, lo mismo que Endrick. Pero yo me quedo, de los suplentes, con Arda Güler. Ese chico es oro puro, juega al fútbol de manera primorosa y el Real Madrid vuelve a ser el Real Madrid. Y eso da mucha alegría.
Uno de los goles de Rodrygo, por cierto, lo marcó tras recibir un pase de tacón de Jud Bellingham. Dios mío, qué bonito es el fútbol. Es una jugada para enmarcar. Para enseñarla en los entrenamientos de todo el mundo del planeta fútbol. En realidad, los cinco goles marcados ayer por el Real Madrid tuvieron una gran belleza, incluso el del fallo del portero austriaco, que dejó a Mbappé una pelota de gol seguro. Y lo marcó, claro.
