Los médicos que tratan al papa Francisco en el Policlínico Gemelli de Roma practicaron ayer dos transfusiones de sangre al pontífice, al detectar los análisis de sangre una disminución alarmante de plaquetas –menos de 150.000 por microlitro de sangre–.
El papa desarrolló igualmente una crisis asmática persistente, agravada por la neumonía bilateral que sufre desde hace varios días. Necesitó en varias ocasiones oxígeno para ayudarle a respirar.
La trombocitopenia o bajada de plaquetas en sangre puede ser el anuncio de una hemorragia interna, aunque no necesariamente. En todo caso es preciso averiguar con cierta urgencia la razón de la bajada de plaquetas. Francisco está siendo sometido a continuos chequeos para determinar el origen de ese déficit plaquetario.
Desde luego, el pronóstico no es bueno y el santo padre necesitará mucho descanso posterior si logra superar esta crisis que le tiene postrado en una suite especial dedicada a los pontífices y altos dignatarios de la Iglesia en el prestigioso hospital romano fundado por el médico y sacerdote franciscano Agostino Gemelli.
Si bien ayer el papa Francisco experimentó una leve mejoría, las noticias de hoy son alarmantes. El papa tiene medio pulmón extirpado, lo que le provoca un déficit respiratorio crónico. Además, padece de asma y a eso se añade la infección pulmonar bacteriana que sufre, que está siendo tratada con antibióticos y analgésicos, además de serle suministrado oxígeno para ayudarle a respirar y que se fatigue menos.
Francisco permanece acompañado en todo momento por sus tres secretarios, que se turnan en su cuidado, y por las monjas que cuidan de él en la residencia de Santa Marta, en la Ciudad del Vaticano.
Un equipo médico lo vigila permanentemente, entre cuyos integrantes está su médico personal. El pontífice tiene 88 años, lo cual es un hándicap para que el tratamiento sea más eficaz, unido a su estado de salud, del que ya hemos ofrecido detalles.
