A principios del siglo XIX un español, don Jaime Partagás, viajó a Cuba y fundó la marca Partagás. Este acontecimiento que data del año 1845 ubicaría durante años a la reconocida compañía en el número 60 de la Calle Industria, en la Habana. Se considera que dicha fábrica no sólo era la de las más grandes y avanzadas de aquel momento sino que además, a día de hoy, es la más antigua y aún en activo.
A don Jaime se le atribuye también parte de su éxito en que por ese entonces era dueño de las mejores plantaciones de la zona de Vuelta Abajo y por ser un innovador en cuanto a procesos de fermentación y añejamiento de tabaco, al margen de los procesos tradicionales se refiere, amén de que él mismo elegía los tabacos. Es otra más de las marcas que usaría la figura del lector en fábrica, para amenizar las largas jornadas de trabajo.
Un destino aciago esperaba a don Jaime Partagás, ya que en 1968 cuando se encontraba en una de sus plantaciones, recibió un disparo que acabó con su vida. Sobre esto no hay nada probado pero el amarilleo dice y cuenta que fue por un tema de venganza de amoríos. Lo cierto es que su hijo continuaría al frente de la marca a su fallecimiento.
Así, en 1900, la Compañía Cifuentes, Fernández y Cía adquirió la empresa que asumiría a posteriori a las marcas Bolívar, La Gloria Cubana y la producción de Ramón Allones.
El consumidor debe saber que nos encontramos ante una de las marcas de habanos de mayor producción, venta y variedad de vitolas, pues se considera que es la que más vitolas posee. Si algo también la identifica es la intensidad de sabor de sus diferentes líneas. Sus tabacos se caracterizan por su alta terrosidad, picante y el gusto intenso a tabaco que lo convierten en un reconocible. Sin embargo, la marca a partir de 1995, juega un poco con esto haciendo cigarros puros un poco más amables que no elegantes, retomando nuevamente en 2001 la intensidad de su cuna.
Hoy día, es difícil encontrar a un fumador de puros, que no haya catado el afamado Partagás Serie D4, el robusto, considerado como uno de los más poderosos del mercado. Un puro no apto para principiantes y que fue disponible para todo el mercado en la década de los 80. Como dato curioso estos puros pertenecían a una serie que iba de la clase A a la clase C y del cepo 38, al 42, al 48 y finalmente al 50.
En general, es difícil encontrar a alguien que no haya tenido en sus labios en algún momento de su vida, un Partagás. Es la marca del Capitol, del 8-9-8, del Fabulosos, del Aliados, del Legados, del Culebras, del Serie D4, del P2, del Lusitanias, y un largo etcétera.
Si me permiten la curiosidad y relativa al Lusitanias, es mi puro preferido del vitolario. Puede que sea por mi afición juvenil al baloncesto y al gran Michael Jordan. El Lusitanias era el puro que “Air”, fumaba tras los encuentros que jugaban los Chicago Bulls en casa. Hay multitud de fotos que han inmortalizado el momento. El motivo del porque Air Jordan, fumaba este tabaquito, no es porque los dos fuesen proporcionales, sino más bien porque es un puro –doble corona– de aproximadamente dos horas a dos horas y media de deleite. Las largas colas de aficionados que al abandonar el estadio ocupaban las carreteras entre el coliseo y su casa eran las que le llevaban a deleitarse con esta fumada, pues al término de la misma, regresaba a su casa con las carreteras expeditas.
El Lusitanias tuvo un antes y un después de 1976. Antes era de cepo 50 por 184mm de largo con vitola de galera 109, para a posteriori convertirse en Cepo 49, 194mm de largo y vitola de galera prominentes. Cuenta la leyenda que el nombre del Lusitanias se debe a aquel trasatlántico británico hundido en 1917 y que propició la entrada de los EEUU en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo tan sólo es una especulación, pues la otra cara de la historia es que el barco recibió este nombre de la vitola de Partagás. Sin duda son esas cosas, esas historias las que rodean de un halo de romanticismo al mundo del puro.
En 1995, Habanos SA celebró el 150 aniversario de Partagás sacando al mercado una línea de 150 humidores de edición limitada, que sería el preludio de posteriores ediciones limitadas con las distintas celebraciones de esta marca que no ha perdido un ápice de identidad.
Recientemente, Partagás presentó en el Festival del Habano, la Línea Maestra que se caracteriza por su color azul y letras doradas, en colaboración también con ST Dupont que ha lanzado la línea de mechero y cortapuros, quedando incorporada a su amplio abanico de productos premium.
Me despido ya, no sin antes contarles que al término de este artículo no llevo ni tan siquiera un tercio de mi Partagás Lusitanias, así que espero haberles podido transmitir en estos breves párrafos algo de mi predilección por estos habanos.
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Jaime Pardo Renshaw es abogado y colaborador de El Burgado.com
