En una votación prácticamente unánime celebrada durante la 43.ª Conferencia General de la UNESCO en Uzbekistán, los Estados miembros de la organización han elegido al egiptólogo y exministro de Turismo y Antigüedades de Egipto, Khaled al‑Anani, como su nuevo director general, recibiendo 172 de los 174 votos emitidos.
Al-Anani, que sucederá a la francesa Audrey Azoulay, se convierte así en el primer dirigente de la UNESCO procedente del mundo árabe y el segundo africano en ocupar el cargo en los más de 80 años de historia del organismo.
Su trayecto profesional es inusual: comenzó como guía turístico en El Cairo y Giza, se doctoró en Egiptología en Francia y luego dirigió importantes museos egipcios antes de asumir cargos ministeriales. La elección de su perfil académico-cultural refuerza la apuesta de la organización por dar visibilidad a regiones antes poco representadas.
Entre los retos inmediatos que afrontará al frente de la UNESCO destacan la urgente necesidad de diversificar las fuentes de financiación —tras la salida prevista de EE. UU.—, fortalecer la salvaguardia del patrimonio ante conflictos globales y revitalizar la educación, la ciencia y la cultura en un contexto de tensiones geopolíticas.
Confiado en su nueva misión, Al-Anani ha declarado que impulsará una organización «para todos los pueblos», basada en la educación, el patrimonio y el diálogo cultural, y ha prometido que durante sus primeros 100 días de mandato presentará una hoja de ruta de modernización.
Este relevo marca un momento simbólico y estratégico para la UNESCO y abre una nueva fase para el multilateralismo cultural.
