Este pasado sábado, la capital egipcia celebró la inauguración oficial del Gran Museo Egipcio (GEM), un ambicioso proyecto cultural situado junto a las pirámides de Giza que aspira a convertirse en un icono mundial de la civilización faraónica. Durante la ceremonia, el primer ministro Mostafa Madbuli destacó que “todos imaginamos y soñamos con este proyecto. El Gran Museo Egipcio es el mensaje que Egipto quiere proyectar al mundo. Nos preguntábamos si realmente se haría realidad, si todos veríamos su implementación y asistiríamos a este gran día”.
Construido tras más de dos décadas de planificación y varias demoras se convirtie en el museo más grande dedicado a una sola civilización: el doble de tamaño que el Louvre en espacio expositivo. Su fachada de cristal triangular evoca las pirámides vecinas, y cuenta con 24.000 metros cuadrados de galerías, un centro de conservación y un puente peatonal hacia las maravillas de Guiza.
Entre sus tesoros destacan la colección íntegra de Tutankamón (5.000 piezas, expuestas juntas por primera vez desde 1922, incluido su trono de oro y máscara mortuoria), el coloso de 11 metros de Ramsés II y la barca solar de 43 metros de Keops.
La apertura del museo, que se sitúa como un pilar clave en la estrategia de Egipto para duplicar sus cifras de visitantes para 2030, combinó tecnología de última generación, galerías inmersivas y un entorno arquitectónico de gran escala, diseñado para ofrecer una experiencia única que conecta el pasado milenario con el presente.
Este museo no es sólo un centro expositivo, sino un símbolo de prestigio nacional y cultural que Egipto proyecta al mundo. Con él, el país reafirma su afán por liderar la narrativa del legado del Antiguo Egipto y reforzar su posición en el mapa turístico y patrimonial global.





