El Banco Central Europeo (BCE) anunció este jueves una nueva reducción de los tipos de interés en 25 puntos básicos, situando la tasa de depósito en el 2,5%, el nivel más bajo en dos años. La decisión, tomada por el Consejo de Gobierno en su reunión en Fráncfort, responde a la creciente preocupación por el estancamiento económico en la eurozona y los posibles efectos negativos de los aranceles impuestos por Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump.
La medida, que marca el sexto recorte desde junio de 2024, busca abaratar el coste del crédito para hogares y empresas, incentivando el consumo y la inversión en un momento en que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de la eurozona se mantuvo plano en el último trimestre de 2024, según datos preliminares. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, destacó en rueda de prensa que «el panorama económico sigue siendo débil», con una inflación que subió al 2,4% en diciembre, aún por encima del objetivo del 2%, pero con señales de desaceleración en las presiones subyacentes.
El contexto internacional también influyó en la decisión. Los aranceles del 25% impuestos por EE.UU. a Canadá y México, junto con el incremento al 20% sobre bienes chinos, han generado temores de una guerra comercial que podría golpear las exportaciones europeas. Lagarde señaló que el BCE está evaluando estos riesgos, pero evitó comprometerse a un calendario de futuros recortes, afirmando que las decisiones seguirán siendo «dependientes de los datos». Además, el banco revisó a la baja sus previsiones de crecimiento para 2025, proyectando un aumento del PIB del 0,9%, frente al 1,1% estimado previamente.
La reacción en los mercados fue inmediata: el euro cayó un 0,24% frente al dólar, situándose en 1,039, mientras los rendimientos de los bonos alemanes a 10 años bajaron a 2,518%. Expertos como Carsten Brzeski, de ING, consideran que el tipo actual sigue siendo «restrictivo» para una economía en apuros, sugiriendo que el BCE podría acelerar las bajadas si las tensiones comerciales escalan. Por ahora, esta medida ofrece un respiro a los ciudadanos europeos, con hipotecas y préstamos más accesibles, aunque la incertidumbre global mantiene en vilo el futuro de la política monetaria.
