Yo he sido muy crítico siempre con el F.C. Barcelona, con su dependencia política, con su complejo de superioridad y con la gestión ruinosa del club que han practicado sus dirigentes. Pero, hoy por hoy, no existe ninguna duda de que es mejor equipo que el Real Madrid, ni de que ha sabido explotar la cantera, ni de que Lamine Yamal, un niño de 17 años, es mejor que Vinicius un rato. Así que me da a mí que Ancelotti ha cumplido un ciclo y que el Real necesita un cambio urgente en el campo y en el banquillo para afrontar su futuro más inmediato. Estoy de acuerdo también con los que dicen que Joan Laporta es un vendedor de humo, pero nadie puede cuestionar su valentía, con la ayudita que le ha dado y le dará el Gobierno de Sánchez, porque el Barça forma parte del conglomerado político catalán al que Sánchez necesita tanto. Esto último no le quita al Barça los méritos contraídos en el campo de juego. Hoy por hoy, el F.C. Barcelona es el mejor equipo de España. Está jugando en un estadio que le queda chico, no podrá disfrutar del suyo este año ni de coña, está hipotecado el club hasta las cejas, no tiene un duro, ha hecho trampas con el fair play, ha pagado a los árbitros, pero sigue siendo algo más que un club y, ya lo dije, está jugando primorosamente. Así que yo tengo que hacer un reconocimiento honesto de las últimas actuaciones del equipo, muy bien dirigido por un entrenador, Hansi Flick, que fue fichado barato, cuando estaba alejado del fútbol y de vacaciones en Ibiza. Ancelotti, sin embargo, ha hecho mal en no confiar en la cantera. Tchouameni es mucho peor que Asencio en la defensa; tiene un roto en los laterales (Mendy no es un buen futbolista y Lucas tampoco es lateral); tiene un delantero centro que era un cañón en Brasil, Endrick, a quien no alinea; cuenta en la plantilla con un media punta sensacional, Arda Güler, que no huele ni un partido; Florentino se ha negado a fichar un central que hacía falta para, a cambio, poner cuatro butacas más en el nuevo estadio Bernabéu; y el Real Madrid ha hecho varios ridículos esta temporada, en la Champions y en la Liga y en la Supercopa ante el Barcelona. Sale al campo acojonado, desde el minuto uno se sabe ya que no va a ganar o que lo va a hacer con apuros y hasta Vinicius ha descubierto el chollo del siglo: protestar mucho para ocultar que no da golpe, que corre poco y que ya no es el jugador deslumbrante de hace unos meses. Los árbitros han sido benevolentes con él, le han consentido más de la cuenta. Tenía que haber cumplido varios partidos de sanción, y no por lo de Valencia, que no fue nada, sino por protestar constantemente. Lo bueno de este país futbolero es que a los listos se les cala enseguida. Hoy me apetecía decir esto porque, aunque todo el mundo sabe que soy madridista hasta la médula, es bueno que haga una cura de humildad y que reconozca que, hasta el momento, el Barcelona merece ganar la Liga. Tampoco me importa que lo haga el Atlético de Madrid, que no juega de manera brillante, pero lleva algo así como dieciséis partidos seguidos sin perder. Que no está mal. Y, además, es el heredero de mi querido Atlético Aviación, que en gloria esté.
domingo, 18 mayo,2025