- Publicidad -
Cajasiete
sábado, 17 mayo,2025

El Barça bailó al Real Madrid en Arabia Saudita (2-5)

Ya van dos palizas este año, el 0-4 del Bernabéu en Liga y el 2-5 de ayer en Supercopa

El F.C. Barcelona, jugando como danzan los bailarines del teatro Bolshoi, sometió en la primera parte al Real Madrid y le metió cuatro goles en 45 minutos, aprovechando que el Real juega sin defensa. Hace mucho que es un equipo vulnerable. Cualquiera le mete goles. Esta vez fueron el genial Lamal, Lewandowski de penalti absurdo de Kamavinga a Gavi, Raphinha, de cabeza, solo ante Courtois, y Balde, que pasaba por allí y se inventó una jugada de extremo, tiró a ver y la metió.

Antes que nadie había marcado Mbappé, que es más frágil que un cubito de hielo, pero que fue lo único reseñable de su equipo. Desde que se torció el tobillo y se lo vendaron desapareció del campo, igual que una señorita bailarina del ballet Bolshoi también, cuando se cae en un giro. Es decir, que el Bolshoi vale para el exceso y para el defecto.

A Kamavinga le falta la neurona de la sensatez y da patadas dentro del área y eso es penalti. Como una casa. Hace años que Courtois no para ninguno. Lo mismo que hace meses que Vinicius no hace un partido brillante y hace semanas que Rodrigo no es determinante y hace siglos que Tchouameni no marca bien a sus rivales y deja huecos inmensos en una zona que no es en la que juega habitualmente.

El Real Madrid fue superado en ataque y en defensa. Un baile.

Con estos condicionantes, ¿qué debe hacer el F.C. Barcelona? Pues golear, porque controla el juego, domina, es preciso en los pases y tiene a dos estrellas: a una no la quería nadie, Raphinha; a la otra no se le ha subido a la cabeza la fama y es ya un genio: Lamal. Será Balón de Oro, que se olvide Vinicius. Vinicius al lado de Lamal es un futbolista corriente. Y Ancelotti no puede con Flick, con fueras de juego y sin ellos, como en los primeros 45 minutos de ayer. Maneja mejor su equipo el alemán que el italiano, que es de ideas fijas.

Tras el cuarto gol, el Barça se dedicó a tomarle el pelo al Madrid con pasitos cortos, al pie. En Barcelona recibirán a los jugadores como héroes, porque aunque esta sea la Supercopa de España, es un trofeo. Pero lo mejor no es haber ganado el trofeo, sino el baile. El baile fue monumental y el ridículo que hizo el Real Madrid, también.

Y lo peor es que sus jugadores sabían que el Barcelona iba a jugar así. ¿Por qué no lo evitaron? ¿Por qué no justificaron las fortunas que ganan? ¿Y ahora qué, a escuchar música por los cascos en el avión y a hablar mañana del partido contra Las Palmas? Estos son los partidos que hay que ganar, no el de Las Palmas.

Y luego está lo de Mpabbé. Sencillamente, no le llegan balones, porque todo el mundo busca a Vinicius, cada vez peor. Pero cuando le llegan, los disputa y hasta marca. Marcó un gran gol, se torció el tobillo, él solo, y desapareció del campo, aprovechando que Vinicius tampoco existía, porque lo marcara quien lo marcara, el malhumorado Íñigo o el eficaz Araújo, no daba una el tío.

Sólo Mbappé dio la talla. Todos los demás sobraron.

Pero yo creo que el problema del Madrid es una defensa que obliga a trabajar el doble a los pivotes y así no hay quien resista 90 minutos. Ancelotti sólo quitó a Kamavinga en el descanso. Más tarde a Tchouameni. ¿Y qué esperaba, sólo con Ceballos y Mòdric, ganar? Luego retiró del campo a Vinicius y metió a Brahim, que no la vio. Y retiró a Lucas y dio entrada a Asencio.  Vamos, hombre, el Madrid ya no le gana al Barcelona ni jugando diez partidos seguidos. Mendy, que es muy malo, cedió su puesto a Frank García. Flick le tiene tomada la medida a Ancelotti. El Barcelona es un buen equipo; el Real Madrid no da la talla.

En la segunda mitad expulsaron al portero del Barcelona, al suplente, ese que estaba retirado y volvió y que fuma mucho, según dicen. Derribó a Mbappé, que había resucitado, siendo el último atacante. Roja directa. La falta la tiró Rodrigo, previa consulta al VAR de Gil Manzano, y marcó. 2-5.

Y lo mismo que el Barça bailó al Madrid en la primera parte, en ataque, lo volvió a bailar, esta vez en defensa, los catalanes con 10 jugadores. Un equipo organizado, pleno, sereno, con chiquillos de talla, de la cantera, de esos que no se atreve a sacar al campo Ancelotti. Y con un entrenador que lo contrataron estando de vacaciones en Ibiza, barato y sin expectativas de entrenar a nadie. Un milagro.

El Madrid se lo debe hacer mirar: no existe ante grandes rivales, se acojona, la defensa es una coladera y ya no es el equipo grande de aquellas tardes de fútbol.

Flick había quitado a Lamal, cuando lo del portero, luego mandó al vestuario al acalambrado Raphinha y puso a Ferrán, que no hizo falta que tocara el balón. Todavía, al comenzar la segunda parte, Raphinha tuvo tiempo de marcar otro gol, ante la cara de bobo que se le puso a Courtois, que estaba sin defensa. Solito.

Aquello se ponía 1-5 y el Barça seguía bailando el Lago de los Cisnes. El Madrid era solo el lago. Ya van dos goleadas este año, el 0-4 del Bernabéu y el 2-5 de Yedah. ¿A qué aspiran el entrenador y los jugadores del Real Madrid este año, a ridiculizar a la institución? Porque me da que este equipo no da para ganarle a los juveniles del Barça. Y entonces no merece ningún trofeo más, a no ser que cambien mucho las cosas. Porque hay partidos, como el de ayer, que hay que ganar, sí o sí.

La cara de Florentino Pérez en el palco era un poema. Y Laporta contuvo esta vez su alegría, no tiró cortes de manga a nadie. A mí me cae bien Laporta, aunque sea el mejor vendedor de humo del mundo. Ayer le vendió cinco goles de verdad a su amigo Florentino. Y pudieron ser siete. O más.

A. Hernández-Romero
A. Hernández-Romero
Bajo el seudónimo de A. Hernández-Romero escribe un colectivo de periodistas deportivos que colabora con este periódico.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -spot_img
spot_img

LECTOR AL HABLA