El Barcelona avisa al Real Madrid y humilla a la charanga de Munich, que ayer no se enteró de que estaba jugando al fútbol. En un equipo de chiquillos muy buenos, los goles del Barça los marcaron dos veteranos, el renacido Lewandowski y el desconocido Raphinha (3), mientras que el resto de los chicos recién salidos del colegio se dedicaban a torear al equipo alemán, empezando por uno de Tegueste, Pedri, y terminando por otro nacido en Cataluña, de origen marroquí, Lamine Yamal.
El Barcelona se cobra aquel 8-2 de la noche de los tiempos y deja el Bayern en una situación complicada, pues de tres partidos ha perdido dos, por lo que se puede quedar fuera de Europa. Tiene jugadores muy quemados, los mismos de siempre y ya Neuer no para como antes, ni Kane es el de antes, ni Kimmich es el de antes, ni Musiala, ni Sané, ni Goretzka, ni el mismo Davies, que espero que no acabe en el Real Madrid, ni siquiera gratis. Un desastre.
Marcó el Barça en el minuto 1 y luego fue robándole terreno al Bayern hasta dejarlo sin aliento, con los goles que llegaban fácilmente, algunos muy buenos, como el último de Raphinha, parecido a uno de los que marcó ayer Vinicius al Dortmund.
Con este resultado y con el juego desempeñado, el Barcelona avisa al Madrid para el clásico del sábado en el Bernabéu: le puede ganar. Tiene equipo para enfrentarse con éxito al Real Madrid de las pájaras en la primera parte. Porque el Barcelona pájaras tiene pocas. Y un gran fondo de armario.
Los espectadores anti taurinos de Montjuich, añorando viejas corridas, corearon con olés el juego de su equipo y es que cada uno es anti taurino para lo que le interesa, El campo se les llenó, menos mal, aunque sólo caben 51.000 espectadores. Los aficionados alemanes salieron de allí con el rabo entre las piernas. Me imagino la cara de los prebostes del fútbol alemán, tan orgullosos ellos mismos, allá en su Bavaria natal. Su equipo es el que lo quiere ganar todo, híper campeón de la Bundesliga y de alguna que otra Champions, pero ayer, kaput.
El Barcelona tiene un gran entrenador, que ha logrado, a coste casi cero –en fichajes, no en sueldos—, un buen equipo que tiene categoría europea, aunque lo del Mónaco –con diez—haya sido un accidente y lo de Pamplona –ante el Osasuna—, un pequeño lapsus.
El Barça del chiquillaje tiene categoría para enfrentarse a cualquiera, aunque es verdad que ayer le salió todo bien y al Bayern, a la fanfarria bávara, todo mal. Son las cosas del fútbol, pero es también lo bonito del fútbol.
Barcelona ya no tiene plaza de toros, pero ayer resonaron los olés en Montjuich y los niños de Flick dieron una lección. Laporta casi explota en el palco, no sólo de satisfacción, sino de la hinchada que se habrá metido en la comida de hermandad. Y para el sábado las fuerzas están igualadas. A ver si Ancelotti es capaz de contrarrestar y de superar el empuje de los párvulos.