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Palma de Mallorca vivió esta noche un estreno de fraude en la Liga. El FC Barcelona arrancó la temporada 2025-26 con una victoria por 0-3 en Son Moix, una victoria que, sin embargo, no brilló tanto como el marcador refleja. El Mallorca, condicionado desde el minuto 38 por dos expulsiones, no dejó de generar nervios en los azulgranas. Las tres anotaciones culés, distribuidas a lo largo del partido, coronaron a la pareja Lamine Yamal-Raphinha como el epicentro ofensivo del equipo. Nada nuevo, pero habrá que contar con Ferrán.
El partido arrancó con una presión asfixiante del Barça, que se tradujo en el primer tanto muy pronto. Fue Raphinha quien, tras un preciso centro desde la banda de Lamine Yamal, cabeceó al fondo de la red y adelantó a los azulgranas. Falló estrepitosamente el marcador de Raphinha, muy malo el tío. El dúo ofensivo, de nuevo, mostró su complicidad habitual y da a entender una vez más que son pieza angular del proyecto de Flick.
La contienda se tensó todavía más cuando Manu Morlanes vio la segunda amarilla y dejó al Mallorca con diez, tras zancadillear a un contrario que se iba directo a la puerta. Había visto la primera tarjeta para protestar el gol de Ferrán. Luego, Vedat Muriqi fue expulsado con tarjeta roja directa por una entrada peligrosa, a la altura de la cara, contra el portero del Barça. Le dejó un bulto en el pómulo. Ambas acciones anti reglamentarias dejaron a los baleares con solo nueve hombres antes del descanso. El árbitro perdonó la roja a Raphinha por una entrada brutal sobre un jugador del Mallorca.
Pese a esa superioridad numérica, el Barça tardó en encontrar espacios y finalizar jugadas. Ferran Torres amplió la ventaja (0-2) tras una acción polémica: un disparo de Yamal golpeó al defensa Raíllo, que cayó mareado, pero el árbitro, en vez de parar el partido (se llevó el pito a la boca, pero no pitó), dejó seguir y Torres conectó el remate decisivo, con la defensa local parada, esperando que el colegiado, uno de los peores de Primera División, detuviera el encuentro.
Iturralde González, analista arbitral de la Cadena SER, consideró que el árbitro tuvo tiempo de detener la jugada; sin embargo, la acción fue validada, y el Barça se marchó al descanso con 0-2. Munuera Montero demuestra una vez más lo que es: el típico representante del desastroso arbitraje español, que no levanta cabeza. Ahora quieren citar a los árbitros por su nombre y su primer apellido, en vez de por sus dos apellidos, como hasta el momento. Las madres han dejado de existir. La verdad es que de éste no recuerdo el nombre de pila, ni falta que me hace.
La segunda mitad transcurrió con el Barça gestionando, sin inquietud, el partido. El equipo bajó el ritmo ofensivo, confiado y tanteando la opción de un tercer gol que llegaría en el tiempo añadido. Fue Lamine Yamal quien cerró la cuenta con una definición desde el borde del área, colocando el balón junto al poste y sellando el 0-3 definitivo.
Los marca igual que Messi y no lo paran, los entrenadores son muy torpes, aunque vaya a favor de Iagoba Arrasate que sólo tenía a 9 en el campo: Yamal recorre el borde del área con el balón en los pies, dispara y anota. Tres contrarios no pudieron con él. Lo hacía Messi y él lo hace ahora. Es fácil evitarlo, colocando junto a él a alguien que lo impida.
El triunfo parece incontestable de cara al marcador, pero Hansi Flick no salió satisfecho: “No me ha gustado el partido. Después del 0-2 y con dos jugadores menos del oponente, solo jugamos al 50 % cuando podríamos haber hecho mucho más”, declaró tras el encuentro. El técnico insistió en la necesidad de mantener la intensidad y el control incluso en ventaja. Sincero sí que fue. Y veraz.
Esta victoria azulgrana no demuestra absolutamente nada, ni se pueden sacar conclusiones ante un rival con 9 jugadores casi todo el partido y un árbitro favoreciendo descaradamente al Barcelona. El regreso a la Liga con esta victoria y el protagonismo de la cantera abren un horizonte optimista para el Barça, aunque Flick ya ha dado señales claras de que la exigencia será alta desde la primera jornada. El partido de hoy no cuenta. Hoy solo cuenta un árbitro que favorece a un equipo, parcial y malo solemne. Y el escándalo consiguiente. No se preocupen, no pasará nada: el Barça tiene bula.