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martes, 30 septiembre,2025

Dos cazas rumanos despegan tras la incursión de un dron ruso en su espacio aéreo

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La guerra de Ucrania se dejó sentir con fuerza en la madrugada del sábado 13 de septiembre en territorio rumano. Dos cazas F-16 despegaron de inmediato desde una base de la Fuerza Aérea Rumana después de que los radares detectaran la incursión de un dron no identificado en el espacio aéreo del país, en la región de Tulcea, muy cerca del delta del Danubio. Apenas unos minutos después, el ministro de Defensa, Ionuț Moșteanu, confirmó lo que hasta entonces se manejaba con cautela: “La Fuerza Aérea Rumana interceptó hoy, 13 de septiembre, un dron ruso que invadió el espacio aéreo nacional”. Bucarest calificó el episodio directamente de agresión y subrayó que responderá con firmeza a cualquier nueva violación de su soberanía.

Según la información facilitada por el Gobierno, el aparato penetró varios kilómetros en territorio rumano coincidiendo con un ataque masivo ruso contra infraestructuras portuarias ucranianas en el Danubio. Los cazas, que despegaron de urgencia para rastrear al intruso, lo siguieron hasta que desapareció del radar cerca de la localidad de Chilia Veche, apenas a unos veinte kilómetros de la frontera. Aunque no se registraron daños materiales ni hubo riesgo directo para la población, el incidente ha encendido todas las alarmas en Bucarest.

El Ejecutivo recordó que, tras la reforma legal aprobada este mismo año, Rumanía tiene la potestad de derribar cualquier aeronave no autorizada, incluidos drones, que supongan un peligro para la seguridad nacional. El ministro Moșteanu recalcó que los sistemas antiaéreos desplegados en el norte de Dobrogea, una zona densamente poblada y atravesada por rutas estratégicas, están preparados para actuar si la situación se repite. “Defenderemos nuestro espacio aéreo sin vacilaciones”, dijo, en un mensaje con claras referencias hacia Moscú y hacia sus propios aliados de la OTAN.

No es la primera vez que un dron ruso sobrevuela el territorio de un socio de la Alianza Atlántica, pero este episodio resulta especialmente delicado por el tiempo que, según el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, permaneció el aparato dentro del espacio aéreo rumano: casi cincuenta minutos, una eternidad en términos militares, que para Kiev constituye una provocación deliberada. El propio Zelenski alertó de que el dron llegó a internarse diez kilómetros en suelo rumano y pidió a la OTAN que responda con firmeza para evitar que este tipo de maniobras se conviertan en una rutina peligrosa.

Polonia, Lituania y Letonia han denunciado recientemente incursiones similares, y la sensación en la región es que Rusia utiliza estos episodios para medir la capacidad de reacción de sus vecinos y para lanzar mensajes políticos de desafío. Para Rumanía, que comparte más de seiscientos kilómetros de frontera con Ucrania, el riesgo de que la guerra se desborde ha dejado de ser una hipótesis lejana para convertirse en una amenaza real.

La comunidad internacional observa ahora la respuesta que pueda dar la OTAN. Hasta el momento, la Alianza ha optado por reforzar la vigilancia aérea y mantener consultas permanentes, evitando un choque directo que pueda derivar en una escalada. Pero cada nuevo dron que cruza una frontera añade presión a un equilibrio ya frágil. La cuestión, como admiten diplomáticos europeos en privado, es hasta dónde podrá llegar Moscú en sus provocaciones sin desencadenar una reacción contundente.

La guerra de Ucrania no está confinada dentro de sus fronteras y los países vecinos, miembros de la OTAN, se encuentran cada vez más expuestos a un conflicto que amenaza con desbordarse. La próxima vez quizá no se trate solo de un dron perdido en los radares, sino de un choque con consecuencias mucho más graves.

Redacción
Redacción
Equipo de Redacción de elburgado.com

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