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lunes, septiembre 9, 2024

¡Dios es madridista!

Tras una primera parte penosa, el Real machacó en la segunda al Borussia Dortmund

Tras una primera parte penosa y “vaga” –este fue el término que utilizó Ancelotti–, en la que el Borussia Dortmund pudo marcar al menos dos goles, el Real Madrid conquistó su décimo quinta Copa de Europa –Champions, en su moderna acepción–, con dos goles en la segunda mitad de Carvajal y Vinicius.

Nada se le pone por delante al equipo de Florentino Pérez, que en la segunda mitad recuperó su tono habitual y machacó a su rival, con asistencias de Kroos y de Bellingham. Su trofeo favorito se viene de nuevo a casa para incrementar su colección. Ya son quince.

El Borussia intentó anular a Toni Kroos, que ayer cumplió su ciclo como repartidor-jefe del Real Madrid. Le puso un hombre encima para impedirle salir y que lanzara pases a diestro y siniestro, como en él es habitual. La delantera del Real no funcionaba, sólo Vinicius desbordaba a la defensa rival por su banda y Carvajal por la suya, convertido en extremo, mientras Camavinga y Valverde hacían lo que podían en el centro de la cancha de Wembley para parar la avalancha alemana. Curtois se encargaba de despejar las llegadas más peligrosas del Borussia, tres con peligro, una de ellas con el delantero en fuera de juego y con el balón dando en el poste del Real Madrid. Los alemanes practicaban un fútbol mucho más rápido y certero que los que vestían de blanco.

Algo debió pasar en el descanso porque, con los mismos hombres, sin que Ancelotti, fiel a su estilo, hiciera cambio alguno, el Real Madrid se transformó por completo y pasó a apabullar a su rival, agotado, quitándole la iniciativa y el balón y demostrando que el profesor Pintus es el mejor preparador físico del fútbol mundial. El Borussia Dortmund comenzó a dar muestras de cansancio, las piernas les pesaban a sus jugadores, mientras que Vinicius, desatado, desbordaba por su banda sin solución de continuidad. Rodrigo y Bellingham habían desaparecido, no estaban.

En un córner botado por Kroos llegó el cabezazo de delantero centro de Carvajal, el más bajito de la clase, que fue declarado por la UEFA el MVP del partido. Fue un centro medido al que le siguió un testarazo maestro al balón, que penetró como una bala en la meta del Dortmund. Un poco más tarde llegaría el segundo, tras un fallo, posiblemente por agotamiento, de la zaga del equipo alemán. Bellingham atrapó un balón sin destino y se lo puso en bandeja a Vinicius. Hizo bien en no tirar él, porque estaba negado de cara a la portería, y en entregarle la pelota al brasileño, que corrió hacia la portería germana y levantó la bola por encima del portero de la Selección de Alemania.

A partir de ese momento, el Madrid administró los tiempos como sólo el equipo de Ancelotti sabe hacerlo y Nacho alzó el trofeo, la orejona, que le entregó Ceferín. El árbitro anuló un gol al Dortmund por fuera de juego, en una decisión que no admitió discusión alguna.

Una proeza más en Europa de un equipo convertido en el mejor del mundo, entrenado por un genio del fútbol y administrado por otro genio de las finanzas. 30.000 madridistas pusieron el calor y el griterío que el Real Madrid necesitaba en Wembley, rindiendo un tributo a la inteligencia. Ayer fue otro día grande para los blancos. Y hoy será otro gran día para celebrarlo por las calles de la capital de España. Indudablemente, por las alianzas y por cómo ganó el equipo blanco, Dios es madridista. Ya me han convencido.

A. Hernández-Romero
A. Hernández-Romero
Bajo el seudónimo de A. Hernández-Romero escribe un colectivo de periodistas deportivos que colabora con este periódico.

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