Este Gobierno lo destroza todo. Lo último ha sido la presunción de inocencia, consagrada en la Constitución. La vicepresidenta Montero y su banda dan más crédito a la palabra de la mujer en los asuntos de agresión sexual, incluso sin aportar carga de prueba alguna, que al hecho de que todo el mundo es inocente hasta que no se demuestre lo contrario. El lío lo ha armado esta lerda, número dos de Sánchez en el Ejecutivo. La que salta como un perenquén sobre la tarima y celebra con gritos los triunfos de su partido, o las derrotas del rival, en las noches electorales.
Y la guinda la pone Bolaños. Ha dicho que habrá “jueces especializados” para los delitos sexuales. ¿Qué significa eso de “jueces especializados”, gente de su cuerda que condene al denunciado sólo con la palabra de la presunta víctima, por encima del mandato constitucional de la presunción de inocencia y del aporte de pruebas y de evidencias concluyentes?
Este país mantiene una derrota peligrosa, que ya está siendo observada cuidadosamente por Europa, a pesar de que Europa está ahora muy metida en otros líos, como el presupuesto de Defensa, la creación de una fuerza de acción rápida, el balance nuclear de sus naciones miembros y otras “minucias”. Pero la situación de España no puede pasar desapercibida y de eso se tiene que encargar el Partido Popular Europeo. El comunismo está entrando en Europa por el sur, por un país en el que los okupas son los buenos y los dueños de las casas invadidas los miserables.
Este Gobierno no para en su insensatez. Sánchez, que es un completo iletrado, arremete ahora contra las universidades privadas. Estudió en una de ellas. Pretende endurecer los criterios para sus aperturas y les pone requisitos inalcanzables. ¿Por qué? Sánchez cree que controla a las públicas. Quizá porque quiso, y casi consigue, hacer catedrática de la Complutense a su esposa, Begoña Gómez, que no sé si terminó el bachillerato. Hubiera sido una carrera meteórica si no hubiesen funcionado los mecanismos de control y la prensa.
Creo que fue Alejandro Lerroux, en tiempos de la República, quien se licenció en un solo día en la Universidad de La Laguna. Obtuvo nueve matrículas de honor. Su expediente debe estar en los archivos de la docta institución tinerfeña.
¿Eso quiere Sánchez? ¿Algo similar a su tesis doctoral, copiada minuciosamente? ¿Cómo sus libros, escritos por otra? Estos tíos no tienen vergüenza porque Sánchez quiere hasta cerrar periódicos “porque dicen mentiras”. ¿Dónde estaría él si el requisito para permanecer en la presidencia fuera el de decir siempre la verdad? Sánchez es, en sí mismo, un fraude.
Lo destrozan todo, porque se creen los dueños del país. ¿Han visto cuántos kilos ha perdido Sánchez? ¿Han visto cómo le quedan las chaquetas, a pesar del sastre de La Moncloa? En el fondo están preocupados, porque por muchas trapacerías que cometan, las elecciones las tendrá que convocar. Aunque sea en su tiempo. Lo malo es que se puede quedar sin empleo hasta el presidente/cómplice de Sánchez del Tribunal Constitucional.
