Durante las obras de renovación de un campo de fútbol en el distrito de Simmering, en Viena, los trabajadores hicieron un descubrimiento arqueológico que está revolucionando el conocimiento sobre la historia militar del Imperio Romano. Bajo la superficie del terreno deportivo Ostbahn-XI-Platz, se desenterró una fosa común que contiene los restos de al menos 129 personas, con estimaciones que sugieren que el número total podría superar los 150, todos ellos presumiblemente legionarios romanos caídos en combate durante el siglo I d.C. Este hallazgo, presentado esta semana por expertos del Museo de Viena, se considera sin precedentes en Europa Central y ofrece una ventana única a un episodio bélico olvidado.
El descubrimiento ocurrió en octubre del año pasado, cuando las máquinas excavadoras desenterraron una acumulación de esqueletos entrelazados, un indicio claro de una sepultura masiva y apresurada. Los arqueólogos de Stadtarchäologie Wien, en colaboración con la empresa Novetus GmbH, iniciaron un análisis detallado que confirmó que los restos datan de entre los años 80 y 130 d.C., un período de intensos conflictos militares a lo largo de la frontera del Danubio durante el reinado del emperador Domiciano (81-96 d.C.). Los expertos creen que estos soldados podrían haber participado en las campañas del Danubio contra tribus germánicas, lo que marca el primer testimonio arqueológico directo de combates en esta región.
Todos los individuos identificados eran hombres jóvenes, de entre 20 y 30 años, en aparente buena salud, con dientes bien conservados y pocas señales de enfermedades infecciosas. Sin embargo, los esqueletos presentan heridas mortales causadas por armas como espadas, lanzas, dagas y proyectiles, lo que descarta ejecuciones y apunta a un enfrentamiento brutal en el campo de batalla. “Tienen diversas heridas de batalla que confirman que se trata de un verdadero campo de batalla”, explicó Kristina Adler-Wölfl, directora del departamento de arqueología de la ciudad de Viena. “Es único en la historia romana encontrar tantos restos no cremados de esta manera, ya que la cremación era la norma hasta el siglo III”.
Entre los artefactos encontrados se incluyen un puñal de hierro con incrustaciones de plata, fragmentos de armadura de escamas, piezas de cascos, puntas de lanza y clavos de caligae, las botas militares distintivas de los legionarios romanos. Estos objetos, datados entre mediados del siglo I y principios del II, refuerzan la hipótesis de que los fallecidos eran soldados romanos, aunque solo uno ha sido confirmado hasta ahora como legionario mediante análisis preliminares. Los arqueólogos planean realizar estudios de ADN y análisis de isótopos de estroncio para determinar con mayor precisión su origen y afiliación.
La fosa común, con restos apilados de manera caótica, sugiere que los cuerpos fueron enterrados apresuradamente tras una derrota catastrófica, posiblemente para evitar enfermedades o como un acto de urgencia en medio del caos. Este tipo de sepultura masiva es inusual para la época, ya que los romanos solían practicar la cremación, lo que hace que el hallazgo sea aún más significativo. Michaela Binder, quien lideró la excavación, destacó que “en el contexto de los actos de guerra romanos, no hay hallazgos comparables de combatientes. Aunque se han encontrado grandes campos de batalla en Alemania con armas, encontrar a los muertos es algo único en toda la historia romana”.
El descubrimiento también tiene implicaciones para entender el origen de Viena. Los arqueólogos creen que este evento bélico pudo haber sido un factor clave en la expansión de Vindobona, el campamento legionario romano que sentó las bases de la ciudad moderna, ubicada a menos de siete kilómetros del sitio. La batalla podría estar relacionada con los esfuerzos de Domiciano por fortalecer las defensas en el Limes del Danubio, la frontera oriental del Imperio Romano, frente a las incursiones de las tribus germánicas.
Las autoridades locales, encabezadas por la concejala de Cultura y Ciencia de Viena, Verónica Kaup-Hasler, han calificado el hallazgo como una oportunidad para redefinir el conocimiento sobre la historia temprana de la ciudad. “Cada nuevo descubrimiento arqueológico nos permite redibujar los límites de lo que sabemos. Esta fosa común nos ofrece una perspectiva diferente sobre los orígenes de Viena y subraya la importancia de preservar y estudiar nuestro patrimonio histórico”, afirmó.
El sitio sigue en investigación, con planes para un proyecto internacional multidisciplinario que incluya análisis avanzados para desentrañar más detalles sobre la vida, la muerte y las condiciones de estos soldados. Mientras tanto, el hallazgo ha capturado la atención mundial, con expertos y público admirando la rara ventana que ofrece al pasado violento del Imperio Romano y su impacto en la región que hoy es Austria. La fosa bajo el campo de fútbol no solo revela una tragedia antigua, sino también las raíces profundas de una ciudad que sigue desenterrando su historia.