Cuba quedó sumida en la oscuridad tras un nuevo colapso completo de su red eléctrica, el cuarto en menos de seis meses, afectando a sus más de 10 millones de habitantes. Según informó el Ministerio de Energía y Minas (MINEM) a través de redes sociales, la falla ocurrió alrededor de las 8:15 p.m. (0015 GMT del sábado) debido a un cortocircuito en un componente antiguo de una subestación en La Habana, desencadenando una reacción en cadena que paralizó la generación de energía en toda la isla.
La Unión Eléctrica (UNE), operadora estatal, reportó al amanecer del sábado que solo se generaban 225 megavatios (MW), menos del 10% de la demanda habitual de 3,000 MW, apenas suficiente para mantener servicios críticos como hospitales y bombeo de agua. Aunque las autoridades iniciaron el proceso de reactivación de las obsoletas plantas termoeléctricas, no ofrecieron un plazo claro para el restablecimiento total del servicio. Hasta las primeras horas del sábado, gran parte de La Habana y otras provincias permanecían sin electricidad, con reportes de calles oscuras, tráfico caótico y comunicaciones interrumpidas.
El colapso agrava una crisis energética crónica, exacerbada por la falta de combustible, el deterioro de una infraestructura con décadas de antigüedad y la escasez de divisas para importar repuestos. Este año, los cubanos ya han enfrentado apagones de hasta 20 horas diarias, especialmente fuera de la capital, tras incidentes similares en octubre y diciembre de 2024, y un huracán en noviembre. El gobierno cubano atribuye la situación al embargo estadounidense, recrudecido recientemente por la administración de Donald Trump, mientras críticos señalan la falta de inversión y mantenimiento como causas fundamentales.
La población, agotada por la escasez de alimentos, agua y servicios básicos, expresó su frustración. En el Malecón de La Habana, residentes lamentaron la incertidumbre: «Nadie sabe cuándo volverá la luz». El impacto económico y social es innegable en un país cuya economía se contrajo un 1.9% en 2023 y enfrenta un éxodo masivo. Mientras las autoridades trabajan en soluciones temporales, la crisis energética sigue poniendo a prueba la resiliencia de los cubanos y la viabilidad del sistema eléctrico nacional.
