Un Athletic Club desmotivado y lento, compuesto no por leones sino por gatos mansos, que se echó atrás y le dio el balón al Barça, permitió que este equipo, animado por los acontecimientos, le diera un baño de fútbol a los vascos, sin Dani Olmo todavía en la alineación y con Gavi y Lamal como goleadores. Lamal se ha puesto ya hasta chulito, y las charreteras de coronel, como Vinicius cuando marca. Ahora es una estrella.
Hansi Flick le ganó la partida al Chingurri Valverde, que echó atrás a su equipo, incomprensiblemente, jugando al contrataque, como si fuera el Real Madrid, y dándole el balón al Barcelona, sin presión alguna de sus jugadores en la primera parte. No ganó el Barceloa, perdieron los leones, que no fueron otra cosa que cachorrillos frente a un equipo que juega mejor al fútbol que ellos.
Valverde ni siquiera alineó de inicio a su mejor delantero, Nico Williams, aunque es verdad que a los vascos les anularon dos goles, por fueras de juego, justamente. O sea, que el árbitro, Ortiz Arias, con ayuda del VAR, lo hizo correctamente. Nada que objetar a su labor.
Para mí el mejor del partido fue Pedri, que hay que reconocer que está en forma. Los magos de Tegueste deben estar gozando porque todos son del Barça los jodidos. Y yo me alegro porque no hay nada más gratificante y gracioso que ver a un mago contento y confianzudo, mandándose un vaso de vino pirriaco de las viñas de allá abajo. Luego vendrán las discusiones si aparece por allí alguno del Real Madrid, que también los hay y gloriosos. A veces acuden hasta a las armas –una butaca, una navajita de hurgarse las uñas negras, una pedrada–.
El F.C. Barcelona, ya digo que motivadísimo por los últimos acontecimientos que no hará falta repetir, hizo una primera parte muy aceptable, jugando con rapidez, conservando el dominio y haciendo un juego ratonil trazado con tiralíneas, como diría el gran cronista Paqui Lasso, a quien no conoce sino el ilustrado público del Puerto de la Cruz, en la isla de Tenerife, antes de ésta ser invadida por Marruecos como está previsto, al parecer y según Internet.
El partido no desmereció, estuvo entretenido y variado y fue una pena que le anularan los dos goles al Bilbao, ya digo que justamente, porque el empate hubiera puesto más emocionante la semifinal.
Al final, 0-2 y el Barcelona con apetito por ganar algo, aunque sea este título pequeñito. Pero, con tal de quitárselo al Madrid, los culés ya son felices. Por cierto, el árabe en general, el personal del turbante, muy a favor de los de Flick. Del Bilbao habría cien con txapelas y bombos, ruidosos pero impotentes. Entiéndaseme bien, por Dios.
¿Qué más les digo del partido? Pues que el Chingurri se equivocó en la primera parte y rectificó en la segunda, pero ya era tarde y además tuvo la mala suerte de los goles anulados.
Laporta, que por la tarde había hecho un corte de mangas a su fuerte oposición catalana –digo yo–, no cabía en la ropa, de gordo y de gozo. Esta decisión del PSOE sobre Dani Olmo y Pau Víctor era vital para su supervivencia como presidente. Y ganar el partido también. Así que ambos deseos cumplidos. Sigue.
Si se trata, a cambio de la decisión del politizado y colonizado CSD, del apoyo de los independentistas catalanes a Sánchez, si Sánchez ayuda al club de los independentistas catalanes, que el PNV reaccione y deje la cosa en tablas. Pero no lo hizo cuando el Barça le quiso quitar a Nico Williams al Athetic, así que no va a demostrar su patriotismo ahora, en un asunto menor. Digo yo.
Yo lo dejo aquí. Ya hay un finalista, falta el otro. Mañana asistiremos al festival de patadas de Maffeo y Raíllo, sobre Vinicius más que nadie, y habrá un árbitro tolerante en el césped, De Burgos Bengoechea. A mí me parece buen chico, pero es culé. Y, claro, si es culé no va a favorecer al Real Madrid. Es una verdad del Evangelio, según San Lucas. Todo está previsto en el fútbol.