Bien, como he convertido esto en mi diario personal, ahí va. Ayer, visita a la clínica María Jiménez, donde el doctor Jorge Viciana, el médico personal de Mini, ha dicho que hay que extirpar un pequeño tumor de mama que le ha salido a la perrita y que yo descubrí en uno de mis exámenes rutinarios. Dice que es mejor extirparlo, porque aunque es muy pequeño para que no se complique y no se le vaya al pulmón, lo que sería el final. Le tengo pánico a la anestesia, porque Mini va a cumplir en marzo 14 años, pero habrá que quitar ese tumorcillo. Me asegura el doctor que quedará perfecta. Pues vamos a buscar una fecha, principios de diciembre, para realizar la operación, que es muy sencilla, con el relativo riesgo de la anestesia.
Félix Lam se fue en Nueva York a un concierto de El Puma, buen amigo mío –hemos corrido alguna juerga juntos por Madrid–, que a los 82 años todavía canta y que canta como los ángeles. Mientras escribo, escucho sus canciones. Amigo que fue de mi gran pana Guillermo “Fantástico” González, Guillermito le gastaba coñas extraordinarias a José Luis, que asistía a todas las fiestas del showman canario-venezolano en su casa de Caracas, donde lo pasábamos de maravilla. Guillermo tenía en su casa, además de cuadros de Botero y esculturas de Cruz Díez, una zona privada del miedo, donde era imposible entrar porque estaba blindada. Dormía ahí y con dos guardaespaldas que custodiaban permanentemente su casa. Uno de ellos, Alexis, andaba por aquí porque me llamó un día por si yo necesitaba los servicios de un chófer. Los necesito, pero ya no los puedo pagar, así que con gran dolor de mi alma le dije que no podía. Pues bien, volviendo a El Puma, Félix Lam le entregó, como obsequio, un sobre con las monedas de 25 centavos de Celia Cruz, de curso legal en los Estados Unidos. Los artistas en América son más cercanos con la gente que en Europa, excepto algunos divos americanos que no se dejan querer. Pero los hispanos son fantásticos, sencillos, gente amable y ya digo que muy cercana.
Y voy a la política. Europa le pide a Sánchez datos sobre la presunta corrupción de su mujer, pero no los suelta. Vayan a El Debate y lean la noticia. Este tipo, que sigue ahí, es el mayor caradura de la historia de España, con diferencia. No lo mueven de La Moncloa ni con agua caliente, no quiere ceder el testigo a nadie y cree que la mejor defensa es un buen ataque. Pero últimamente no le salen ni los ataques. Ahora la moda es ir contra Mazón y publicar que estaba almorzando con una guapa periodista cuando empezó la riada. Es mentira en el tiempo (el almuerzo es verdad), pero es que ni el PP lo defiende lo suficiente. Cuando el PP agarre el poder, que inevitablemente accederá a él, acabarán comiéndose unos a otros. La derecha española no sirve. Miren la derecha americana y tómenla como ejemplo, aunque las diferencias ideológicas entre izquierda y derecha en Estados Unidos sean mínimas. Ni punto de comparación con España. Cuando desperté, Sánchez seguía ahí; sí, señor Monterroso, lamentablemente.
