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En un nuevo capítulo de la escalada diplomática y humanitaria en torno al conflicto de Gaza, el ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, ha presentado una propuesta al Gobierno de Benjamín Netanyahu para catalogar como «terroristas» a los activistas que participan en la Global Sumud Flotilla, una iniciativa internacional que busca romper el bloqueo israelí y entregar ayuda a la Franja. Esta medida, que descarta cualquier «arresto suave» y prevé el traslado de los detenidos a prisiones especializadas en terrorismo, se produce justo cuando la flotilla, compuesta por una veintena de embarcaciones, ha retomado su travesía desde Barcelona tras un regreso forzoso por mal tiempo. El anuncio, que ha generado una oleada de críticas, subraya las tensiones crecientes en un conflicto que ya ha causado decenas de miles de víctimas y una crisis humanitaria sin precedentes en Gaza.
La Global Sumud Flotilla, cuyo nombre evoca el término árabe «sumud» —que significa «resistencia» o «persistencia»—, zarpó el domingo por la tarde desde el puerto de Barcelona con el ambicioso objetivo de llevar ayuda humanitaria a Gaza y denunciar lo que sus organizadores califican como un «genocidio» en curso. La expedición, integrada por unas 30 embarcaciones de diversos tamaños y más de 200 activistas procedentes de 44 países, partió entre vítores de «Palestina libre» y el apoyo de personalidades como la activista sueca Greta Thunberg, la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, el periodista Jordi Évole, la actriz Carolina Yuste o el actor irlandés Liam Cunningham. Cargada con víveres, medicinas y suministros esenciales, la flotilla pretendía navegar durante 15 a 20 días hasta llegar a las costas gazatíes.
Sin embargo, apenas unas horas después de la salida, las condiciones meteorológicas adversas —con vientos de hasta 56 km/h y olas que ponían en riesgo las embarcaciones más pequeñas— obligaron a la flotilla a regresar al puerto catalán. Los organizadores, priorizando la seguridad de la tripulación, realizaron una «prueba de mar» que confirmó los peligros, y optaron por una parada técnica. Durante este impasse, que duró toda la noche del domingo, se llevaron a cabo ajustes logísticos: cambios en las tripulaciones, incremento de víveres y reparaciones en algunos barcos. Además, se investigaron posibles indicios de sabotaje en varias embarcaciones, aunque no se ha confirmado nada oficialmente. Finalmente, el lunes por la tarde, alrededor de las 20:00 horas, la flotilla retomó su travesía con un ambiente más discreto, sin la afluencia inicial de simpatizantes, pero con la determinación intacta de crear un «corredor humanitario» y unirse a más barcos en puertos como Túnez o Italia.
El Gobierno israelí ha elevado el tono de sus advertencias. Itamar Ben Gvir, uno de los ministros más ultraderechistas del gabinete de Netanyahu y líder del partido Otzma Yehudit, presentó el domingo una propuesta formal para endurecer la respuesta a cualquier incursión similar. Según el plan, los activistas a bordo serían catalogados como «terroristas» por su presunto apoyo a Hamás —considerado organización terrorista por Israel, EE UU y la UE—, lo que eliminaría la posibilidad de un «arresto suave» de unas pocas horas. En su lugar, se prevé su traslado inmediato a prisiones especializadas en sospechosos de terrorismo, donde se les negarían privilegios como televisión, radio o comida especial, y se confiscarían las embarcaciones para operaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Ben Gvir justificó la medida como una forma de «proteger las fronteras de Israel» y disuadir futuras iniciativas que, a su juicio, «colaboran con el terrorismo». «No permitiremos que quienes apoyan el terrorismo vivan con comodidades; sufrirán las consecuencias», declaró el ministro en un comunicado. Esta propuesta, que aún debe ser aprobada por el gabinete, representa una escalada significativa respecto a intervenciones previas, y podría conllevar duras condenas legales para los detenidos, exacerbando el riesgo para los participantes de la flotilla.
La respuesta de los organizadores de la Global Sumud Flotilla no se hizo esperar. Saif Abukeshek, coordinador hispano-palestino de la iniciativa, denunció que Israel utiliza la etiqueta de «terroristas» para «justificar sus crímenes» contra los palestinos, desde bebés hasta ancianos. «Israel da la categoría de terroristas a todos los palestinos, tengan un día de vida o 100 años», afirmó Abukeshek, añadiendo que esta política se emplea para encubrir acciones contra civiles. Otros participantes, como el veterano estadounidense Phil, expresaron inquietud ante una posible interceptación militar, recordando precedentes como el asalto al Mavi Marmara en 2010, donde murieron 10 activistas turcos.
Desde el ámbito internacional, las reacciones han sido más contenidas. La Unión Europea, que ha criticado el bloqueo humanitario a Gaza, no ha comentado específicamente la propuesta de Ben Gvir, aunque ha reiterado su llamada a un alto el fuego inmediato.
La Global Sumud Flotilla es la heredera del movimiento Freedom Flotilla, iniciado en 2008 para romper el bloqueo israelí a Gaza. De las expediciones previas, solo las cinco primeras llegaron a su destino; las posteriores fueron interceptadas por Israel, con consecuencias trágicas en algunos casos. Este esfuerzo actual, el mayor hasta la fecha, se enmarca en una guerra que ha causado más de 40.000 muertes en Gaza desde octubre de 2023, según fuentes palestinas, y ha exacerbado una crisis humanitaria con bloqueos a la ayuda internacional. Los organizadores insisten en que su misión es pacífica y humanitaria, pero Israel la ve como un apoyo implícito a Hamás.
Si la flotilla logra avanzar, podría forzar un debate global sobre el bloqueo; si es interceptada bajo la nueva doctrina de Ben Gvir, podría desencadenar una crisis diplomática con países como España, Turquía o Suecia, de donde proceden muchos activistas.