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martes, septiembre 10, 2024

Arte y un helado en Tre Scalini

Cualquier atardecer es bueno para acercarse a la Piazza Navona. Recomiendo esta hora, porque nos da tiempo de visitarla, ver la cantidad de monumentos que hay en ella y gozar de su anochecer cuando la piazza comienza a llenarse de vida y se puede disfrutar de su animado ambiente, con artistas callejeros, caricaturistas y muchos romanos que dan un paseo antes de la cena, sobre todo en verano. De vez en cuando se aprovecha el enorme espacio de la plaza para montar algunos espectáculos o pequeñas exposiciones.

Piazza Navona. Antes era un estanque y un circo.

Llegar a Navona es fácil desde cualquier punto de Roma. Si parten de la Piazza Venezia, sitio súper céntrico por el que pasarán varias veces en su visita a Roma, seguir la vía del Plebiscito, enganchar con la Vía del Corso Vittorio Emanuele II y a la espalda del Teatro Pace nos encontramos con Navona. Por cierto, de la historia de la plaza, larga historia, solo un par de apuntes.

Se encuentra situada en un antiguo Circo de época romana construido sobre el año 86 d.C. que tenía un aforo alrededor de treinta mil personas. Por este motivo tiene esta forma ovalada, ya que respeta las dimensiones de estadio original, 270 metros de largo y 55 metros de ancho. Los edificios que la limitan se encuentran donde antiguamente estaban situadas las gradas del estadio. Se organizaban, hasta el siglo XIX, varios espectáculos y celebraciones y en el mes de agosto se inundaba completamente la plaza con el agua de las fuentes, lo que dado su nombre de barco, nave en italiano, parece bastante propio.

Respecto al arte que encierra el lugar, la Piazza Navonna es uno de los mejores ejemplos del barroco romano. Prueba de ello son las tres fuentes que se encuentran en la plaza; La fuente de Neptuno y la fuente del Moro son obra de Giacomo Della Porta y se encuentran situadas en cada extremo de la plaza. En el centro, Fontana dei Quattro fiumi (fuente de los cuatro ríos) obra de Bernini, justo frente a la iglesia de Santa Agnese di Anone (Santa Inés de Anone), de Borromini. Ambos fueron grandes enemigos y la situación enfrentada de sus obras no obedece a la casualidad.

Los vestigios de la Roma imperial están presentes.

Otros monumentos que dan a la plaza son el Stabilimenti Spagnoli, el Palacio de Cupis, el Palacio Torres Massimo Lancellotti ,la Iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón y el Palacio Braschi (Museo de Roma).

En fin, un lugar para disfrutar y rematar con un helado. Recomiendo el tartufo nero, en Tre Scalini, un restaurante frente a la fuente de Bernini, que a principios del siglo XIX era un albergue. Tras la creación de “tartufo al cioccolato”, en 1946, al cual el establecimiento debe toda su notoriedad, decidieron crear una amplia sección dedicada a los helados y les puedo asegurar que están casi todos riquísimos.

Manuel Hernández
Manuel Hernández
Manuel Hernández es funcionario jubilado del Ministerio del Interior. Máster en Derecho por la ULPGC, es abogado en ejercicio y socio en un bufete con despachos en Madrid, Las Palmas de Gran Canaria, Tenerife y Lanzarote. Colaborador entusiasta del Grupo Burgado de toda la vida.

7 COMENTARIOS

  1. Siga deleitándonos con sus viajes Manuel. Realmente disfruto leyéndole y viajando con mi imaginación y sus palabras. Y claro, con ganas de repetir sus experiencias como la de Cuba y la de Roma. Un saludo

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