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miércoles, 25 junio,2025

Antonio Alarcó, en el cartel de Gente Radio.- La Facultad de Farmacia celebró el Día de la Inmaculada, en la Universidad.- Lío en las aulas: los travestidos arremeten contra las feministas, o algo así, y se retira una exposición llamada “Momentos del feminismo” en la ULL. ¡No se arreglan entre ellas!

A ver, el profesor Alarcó, que no para, intervendrá esta mañana del día 3 de diciembre en Gente Radio, hablando de todo, porque a él le gusta hablar de todo, pero supongo que más de la sanidad, con el amigo Diego Calvo, que está en la pomada radiofónica ganándose los garbanzos. A mí no me puede entrevistar Diego porque me levanto tarde, pero Inurria está ahí día sí, día también. Hay gente que se levanta muy temprano y a mí eso me ripia. Pues bien, Gente Radio hace carteles muy aparentes con sus invitados y Antonio Alarcó me ha mandado el suyo, supongo que para que lo saque aquí, cosa que hago con sumo gusto. Yo la única vez que fui a Gente Radio (menos mal que no me editaron un cartel) estaba dormido y no di una, parecía un principiante. Hasta confundí a Feijóo con Rajoy, fíjense lo sonado que estaba. Llega uno a una edad que no puede estar levantándose temprano sino acostándose tarde y saliendo de casa lo menos posible. Noto que Alarcó está perdiendo el humor, porque cuando hablo con él me reprocha constantemente cosas. Acabaré por no cogerle el teléfono, pero, claro, entonces, ¿a quién le cuento yo mis achaques? Tengo ese dilema que espero resolver de la manera más amable posible. Ahora que estamos en periodo de paz y reconciliación, en lo que la Iglesia Católica llama Adviento (no confundir con Al vent, de Raimon), pues no me quiero enemistar con nadie para no arder en el infierno y, además, creo que mis malas digestiones presagian algo más serio que unos simples divertículos. No sé, después de lo de Mini, felizmente superado, estoy pesimista conmigo mismo. Voy a la cosa farmacéutica.

Un momento informal del acto académico en Farmacia.

Mi amiga Carmen Rubio, catedrática de Toxicología, mi farmacéutica de cabecera, me manda fotos del acto que celebró la Facultad de Farmacia con motivo de la Festividad de la Inmaculada, que es el día 8 pero ellos se adelantaron. Se trata de un acto académico que contó –ayer– de diferentes partes, entre ellas la lectura de la memoria del curso académico, entrega de insignias a los alumnos graduados y de reconocimiento a los mejores expedientes, entrega de premios de un concurso fotográfico alusivo a la profesión y una conferencia titulada “Seguridad Alimentaria y Nutrición, el papel de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición” (AESAN), a cargo de la doctora Ana María López-Santacruz Serraller, directora ejecutiva de la citada AESAN.

A la izquierda, el catedrático Arturo Hardisson; en el centro, la directora de la AESAN y conferenciante; y a la derecha, la catedrática Carmen Rubio.

Estuvo el vicerector de docencia presente y se cantó el Gaudeamus, como es costumbre en las celebraciones académicas y del que yo ya me olvidé de su letra, sobre todo de lo de iuvenes jum sumus, quizá por aquello de la molesta senectud, que endurece la memoria. La universidad es sabia. La senectud es un coñazo. Aunque dice Antonio Alarcó, que tiene poco menos de dos años menos que yo, 75, que él no es un viejo sino un tipo maduro. Sí, está como para hacerse un Wladimir (omito el ripio). Lío en los Grandes Almacenes, bueno, no, lío en la ULL, no en El Corte Inglés, que no tiene nada que ver con esto. Resulta que los trans, que me parece que ahora se llama Q+ (corríjanme, por Dios, si me equivoco) arremetieron contra una exposición de los Docentes Feministas por la Coeducación, grupo organizado que había montado la muestra “Momentos del Feminismo”. Es decir, que entre ellas se pelean. Las feministas denuncian a la autoridad universitaria de callarse como…, bueno, de callarse, ante el destrozo hecho –supuestamente— por los transactivistas (sic) contra su muestra, montada con tanto cariño. Yo creo que la cosa de la LGTBIQ+ va a fracasar por el exceso de letras. Con esa sopa no hay quien se aclare. Yo, qué quieren que les diga a ustedes, deseo que todos vivan felices y que coman perdices, pero, claro, no se puede pronunciar esa barbaridad. Se trata de un fonema imposible. Por eso una de las trascendentales conclusiones del congreso de Kun Jon Il en Sevilla fue borrar a la Q+ del nomenclátor. Y que se deje esta gente de molestar a los docentes feministas, que los dejen a ellos y a ellas y a elles y a ellus y a ellis en paz con sus exposiciones y sus cosas, que tienen todo el derecho. Esta muestra, en un día, captó más visitantes que El Prado y el Museo del Real Madrid juntos, certificado por un inspector/a del Guiness. Fue espectacular. El rector no cabía. El claustro se quedó fuera. La multitud derribó los paneles. Aquello era una multitud reverberante que batió los récords universitarios del pasado, incluso de cuando impartía una conferencia en el Paraninfo don José María Hernández-Rubio y Cisneros hablando del Pitecántropo de Java. O de cuando, en el aula magna de Derecho, el profesor don Felipe González Vicén interpretaba magistralmente la muerte de Sócrates, en cuyo final los alumnos se ponían en pie y aplaudían. Algunos, incluso, lloraban, como lloraba don Felipe. Ay.

Andrés Chaves
Andrés Chaves
Periodista por la EOP de la Universidad de La Laguna, licenciado y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ex presidente de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, ex vicepresidente de la FAPE, fundador de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna y su primer profesor y profesor honorífico de la Complutense. Es miembro del Instituto de Estudios Canarios y de la National Geographic Society.

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